Una operación de cirugía en uno de los emblemas monumentales de Extremadura, el claustro gótico del Real Monasterio de Guadalupe. El templo de La Hispanidad se ha visto sometido a una reforma gracias a la cual se han cambiado los viejos canalones que tenían más de un siglo de antigüedad y que estaban produciendo humedades por otros de cobre, «ya que estos poseen más durabilidad y se armonizan mucho más desde el punto de vista estético con la construcción del edificio», señala fray Guillermo Cerrato, hermano guardián y custodio del monasterio de La Puebla.

La actuación se ha realizado en ese maravilloso espacio que fue vieja enfermería conventual y claustro de la farmacia, en lo que actualmente es la Hospedería. «Estos conductos disponen de una labor muy importante en nuestra casa y los que había ya no cumplían con sus funciones. Hay que cuidar bien las recogidas de aguas de lluvia para que los muros no sufran las humedades, esto significa que un tejado que tenga 20 o 25 metros de altura, si no canaliza debidamente el agua vierte sobre los muros», relata fray Guillermo.

Algunas de esas paredes tienen 3,5 metros de grosor, otras 2,5, «son añejos tapiales y los mayores termiteros de la morada si las precipitaciones no se recogen. Por eso hay que estar al tanto de esta labor de mantenimiento que de no realizarse puede crear luego graves deterioros en los artesanados y hasta en los cuadros. De hecho, en los de Zurbarán alguna vez se han visto focos de termitas», añade. Guadalupe conserva 11 zurbaranes.

Las obras comenzaron el pasado 5 de marzo y se realizan gracias al convenio firmado entre la Diputación de Cáceres y la comunidad franciscana; se han invertido 20.000 euros.

El Real Monasterio de Santa María de Guadalupe data del siglo XIV. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993. En su interior se aprecia el estilo gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico. Su magnitud y la importancia de su arquitectura y obras de arte merecen atención constante para su mantenimiento.