Para quienes llegaban de fuera, no era más que una tienda con un pequeño escaparate y dos entradas situada en la calle Vitigudino de Zarza la Mayor (zona conocida como La Puentita), pero para los zarceños y numerosos portugueses el negocio de José María Calderita Juanes (25/04/1940) ha sido toda una institución, un lugar de culto que ahora ha tenido que despedir con sentimientos encontrados. Uno de los negocios más antiguos del pueblo se ha jubilado después de casi setenta años al servicio de los vecinos, y estos se debaten entre la pena por esta pérdida y la alegría porque, por fin, su dueño podrá disfrutar de un más que merecido descanso. Calderita es para muchos una de esas figuras sin las cuales no puede entenderse la historia de un sitio, forma parte de ella, y eso lo convierte en una persona muy querida.

Él lo sabe, por eso en los próximos días cerrará la reja del establecimiento por última vez sin fiesta ni boato ni grandes anuncios; cerrará y se despedirá de las cuatro paredes en las que ha permanecido tanto tiempo de su vida.

"Empecé con 12 añitos y al salir de la escuela siempre echaba una mano en el comercio"

José María Calderita - Comerciante

Los recuerdos

José Mari repasa la trayectoria del comercio, que iniciaron sus tíos Juan Jorge Domínguez y Antonia Juanes Clavero y que él junto a sus hermanos continuaron, explica mientras trata de habituarse a una nueva vida desconocida para él.

«Empecé con 12 añitos y al salir de la escuela echaba una mano en el comercio. Siempre me ha gustado el contacto con las personas, la conexión con el cliente». Entrar en esta tienda era valorar la importancia de una atención personalizada que en ocasiones se está perdiendo…

Aquí podíamos encontrar papelería, tejidos, perfumería, en aquella época del contrabando de café con el municipio de Salvaterra do Extremo, se producía la llegada de numerosos clientes de Portugal dispuestos a comprar sábanas y colonias, de los muchachos que iban a por los cromos. Calderita disponía de todo, paquetería, muebles, colchones, ferretería y hasta despacho de Loterías y Apuestas del Estado; aún guarda boletos de la quiniela de fútbol cuando valían dos pesetas o la copia del número con el que repartió un premio de Bonoloto de casi 180.000 euros.

Durante casi tres cuartos de siglo este zarceño ha permanecido detrás del mostrador del negocio y hacía tiempo que tenía cotizado lo suficiente para poder jubilarse, pero decidió continuar con la tienda, hasta ahora, siempre del lado de su mujer, Nani, y del cariño de los suyos. Y es que Calderita es leyenda viva de Zarza la Mayor.