Por los fogones de Casa Miguelón-Bar el Cazador (situado en la plaza de San Blas, en el número 8, de la localidad de Robledollano) pasan todo tipo de carnes de caza: «Disponemos de una gran variedad. Desde venado con castañas y boletus, jabalí, perdiz, paloma, conejo, liebre… Es una tierra cinegética muy buena y se realizan numerosas monterías», destaca Miguel Solís, cocinero y dueño del establecimiento, consciente de que son un modelo de negocio. Y es que la especialidad del local es la comida tradicional y tiene una espaciosa terraza en verano para disfrutar de estos ricos manjares, «las cosas básicas de siempre» como las llama Miguelón.

Es de la antigua escuela, y no es para menos, ya que lleva más de 37 años rodeados de sus fieles clientes. Busca que los comensales salgan contentos y con la barriga llena. Motivo por el que hay un gran variedad de raciones en la carta. Lo que nunca falla son los pinchos gratuitos que ponen con las consumiciones. Los trofeos de guarros y ciervos son otro atractivo. «Los platos que más se venden son arroz con carrilleras, parrillada de verduras y orejas a la plancha. Poseemos precios asequibles», señala este ilustre del municipio cacereño.