Una fuerte tormenta de granizo sorprendió el pasado 1 de septiembre al millar de habitantes de Valdelacasa de Tajo (después del verano el pueblo cuenta con apenas 450 personas censadas). Tal fue la fuerza de la descarga, que en apenas 45 minutos el arroyo Barrancas, que lucía totalmente seco por el estío, estuvo a punto de desbordarse. 

«Jamás, ni yo, ni los mayores del pueblo, había presenciado una tromba semejante», explica el alcalde, Juan Antonio Orgaz Rodríguez, que ya ha pedido amparo a la Diputación de Cáceres por el desastre y que se plantea «solicitar la declaración de zona catastrófica» por la tormenta que comenzó a las 13.00 horas y dejó su huella por todo el término municipal.

Lo peor: arrasó con prácticamente todo el cultivo de olivar del pueblo, que se dispersa por todo el término municipal, pero se concentran especialmente en la zona del Quejigo, donde la tormenta de granizo ha arrasado con 300 hectáreas de cultivo y ha dejado sin el 40% de los ingresos anuales a varias familias.

«Hay medio centenar de propietarios afectados. Son pequeños productores que, debido a la tormenta, se han quedado sin recibir, al menos, un 40% de los ingresos anuales. Una pena porque tenemos varias parejas jóvenes en el pueblo dedicadas a la recogida de la aceituna». Además, el consistorio había ofrecido la posibilidad a los ciudadanos de aprovechar la dehesa boyal este otoño para la montanera, «Pero ahora es imposible». La virulencia de la tormenta ha provocado alrededor de 80 inundaciones en casas, «donde llegaba el agua hasta la cama».

Más de un centenar de tejados se han visto afectados, coches con las lunas rotas, y es raro el domicilio que no presente desperfectos: canalones desprendidos, persianas destrozadas... «Estos arreglos les pueden suponer a personas mayores del pueblo hasta 700 euros», señala el alcalde. Ciudadanos con rentas bajas que tienen más difícil afrontar los estragos de la tormenta. 

Por eso, el regidor ya se ha puesto en contacto con el presidente de la Diputación Provincial, Carlos Carlos, «para que valore alguna línea de ayudas directas a los residentes». Residentes que no solo tienen que afrontar el arreglo de sus casas, sino que, en algunos casos, también tienen que reconstruir las paredes de pizarra que sirven de separación entre parcelas, para contener a los animales.

Por supuesto, la tormenta también ha afectado al mobiliario urbano: «el cableado ha quedado destrozado». De hecho, los vecinos han estado dos días sin luz. Parques infantiles, farolas tiradas en el suelo y múltiples goteras en edificios municipales es el balance de esta tromba de granizo que los lugareños «no olvidaremos nunca».

Rayos latentes

El temporal también ha tenido efectos adversos en zonas del norte, como Sierra de Gata, donde la brigada contra incendios (BRIF) ha tenido que afanarse en la extinción de incendios (en Robledillo de Gata) provocados por los rayos latentes, debido al gran aparataje eléctrico que se registró. Son rayos que han caído en un árbol en plena tormenta y que no se manifiestan hasta que han pasado entre 24 y 48 horas.