Mientras que el Parque Nacional de Monfragüe se adentra en el V Mes de la Reserva de la Biosfera, con una programación que potencia la naturaleza, la cultura, el turismo activo y la gastronomía de este enclave, resuenan las voces que reivindican “defender con uñas y dientes”este espacio protegido "de quienes lo agreden y lo permiten".

Para ello, ha nacido un colectivo presidido por el empresario y exdirector de la Agencia de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, Francisco Castañares, y que cuenta como director técnico con el exdirector del Parque Nacional de Monfragüe, Ángel Rodríguez.

El colectivo, que suma ya más de 600 adhesiones, ha surgido debido "a la mayor agresión contra Monfragüe desde hace más de 40 años, provocada por el aprovechamiento hidroeléctrico abusivo que Iberdrola ha realizado para incrementar desproporcionada e injustamente sus beneficios económicos".

Así, los «amigos de Monfragüe», que también han adoptado la denominación de «Salvaparques», explican que durante el último verano "hemos visto bajar como nunca el nivel del agua existente en el embalse de Alcántara, cuya cola, que penetra 7 kilómetros en el interior del Parque Nacional, se ha convertido en una auténtica ciénaga".

En este sentido, aseguran (según recoge Efe) que el desembalse ha provocado un “lodazal con menos del 1% de oxígeno en superficie” en sitios tan emblemáticos del parque como el Salto del Gitano, la desembocadura de los arroyos de Barbaón y Malvecino, el Puente del Cardenal, la desembocadura del Tiétar y el tramo final del embalse hasta los muros de las presas de Torrejón Tiétar y Torrejón Tajo. 

Y esto ha ocurrido a pesar de que la Ley 30/2014, de Parques Nacionales, declara incompatibles los aprovechamientos hidroeléctricos y las líneas de transporte de energía con los parques nacionales.

Esta ley, que entró en vigor en diciembre de 2014, daba un plazo de seis años para que se levantaran definitivamente los aprovechamientos que hubieran sido aprobados antes de su entrada en vigor.

"A finales de septiembre, la supresión de los aprovechamientos hidroeléctricos que afectan a Monfragüe, y la eliminación de las líneas de transporte de energía que lo atraviesan, no solo no se han producido, es que ni siquiera se han planteado, por lo que estamos, por tanto, ante un incumplimiento flagrante de un mandato legal que necesariamente ha de tener responsables políticos, técnicos y empresariales", aseveran desde la asociación.

A su juicio, este incumplimiento, además, "está teniendo graves consecuencias" sobre el estado de conservación del Parque Nacional, por lo que, ante esta situación "no podemos permanecer callados ni quietos", afirman.

"Es por todo ello, por lo que un grupo de personas, a las nos une el amor por estas tierras habitadas desde la prehistoria, hemos decidido crear la Asociación de Amigos de Monfragüe para defenderlo de quienes lo agreden y también de quienes se lo permiten, cuando tienen la obligación legal de impedirlo", sostienen. 

Extremadura digna

La plataforma Extremadura Digna también se ha unido a este clamor en defensa de Monfragüe y han denunciado su abandono político y administrativo.

“Las vicisitudes que acompañan a la vida de este maravilloso espacio natural ponen de manifiesto la necesidad de detener, una vez, más los impactos que nacen por los intereses económicos y egoístas de personas y entidades poderosas”.

La declaración del Parque Nacional de Monfragüe en el año 1979 “es el resultado de un período en el que las resistencias de las luchas populares ponen freno al desastre medioambiental y ecológico que el desarrollo capitalista llevaba a cabo con la total impunidad que permitía la dictadura franquista”, argumentan desde esta plataforma.

Y critican la “pasividad” de la Administración pública, “tanto de la Junta de Extremadura como de los responsables del parque, que hacen oídos sordos a los hechos de relevancia que atacan la singularidad y características naturales de Monfragüe”.

Y apuntan a la invasión de plantas exóticas, las repoblaciones de eucaliptus, el abandono de la limpieza en los lugares de uso público y los aprovechamientos hidroeléctricos abusivos que “están acabando con la vida de la flora y la fauna de estos maravillosos espacios naturales”.