La Guardia Civil ha iniciado una investigación tras las numerosas denuncias registradas en varios municipios de La Vera por robos en segundas residencias, que se encontraban vacías en el momento de los hechos delictivos.

Solo en Arroyomolinos de la Vera se han denunciado una docenas de casos, pero también se han registrado en Pasarón de la Vera, Cabrero y Barrado; una oleada de robos que ha propiciado que las patrullas de la Guardia Civil amplíen la vigilancia nocturna en la comarca verata.

Según explica el alcalde de Arroyomolinos de la Vera, Manuel Mateos, los robos «tienen el mismo . Fuerzan la cerradura pero no se producen destrozos en el interior; solo buscan objetos de valor y no han robado electrodomésticos».

A la alarma que se ha generado en el pueblo, y en los de alrededor, le ha seguido un aumento de la vigilancia de la Guardia Civil. «Esperemos que la oleada de robos no regrese cuando esa vigilancia baje. Porque en las zonas rurales falta mucho más personal de seguridad, ya que los medios locales de los que disponemos son muy limitados», lamenta el regidor.

El ayuntamiento ha lanzado un bando para que los propietarios de segundas residencias (que solo las ocupan en temporadas o durante los fines de semana) revisen sus viviendas, para detectar si les habían forzado la cerradura y se habían sustraído objetos de valor.

«Desde que ha aumentado la vigilancia de la Guardia Civl, que ahora los puedes ver cada noche por la zona, no se han vuelto a denunciar robos», asegura el alcalde.

Bandas

No es la primera vez que se producen robos sistemáticos en casa vacías o aisladas de la comarca, perpetrados por bandas.

Ya en 2014, la Guardia Civil detuvo a cinco personas, entre los que se encontraba un menor, como autores del robo en el interior de ocho casas de campos situadas en varios términos municipales de la comarca de La Vera.

Los robos fueron cometidos en casas aisladas, sin ocupar de forma habitual, ubicadas en Cuacos de Yuste, Collado de la Vera y Jaraíz de la Vera, con la misma forma de operar en todos los casos.

Los ladrones actuaban de forma violenta rompiendo puertas o ventanas para conseguir entrar y sustraer todos aquellos efectos que tuvieran fácil salida a través de establecimientos de venta de productos de segunda mano o de las denominadas tiendas de ‘compro-oro’, donde entregaban las joyas sustraídas.