Vuelve el emblemático Bar-Discoteca Zalama. Este viernes, 3 de diciembre, se producirá un cambio de época para regresar, otra vez, a los orígenes. El conocido establecimiento de Zarza la Mayor ha sido el estandarte de numerosas generaciones, un negocio dedicado a dinamizar la vida social y alegrar los corazones de todos sus fieles parroquianos.

Capitaneado durante muchísimo tiempo por un hombre bueno y simpático, Ricardo Herrero Pardo, que falleció el pasado febrero, tras no poder superar la enfermedad del covid-19. Su recuerdo aún sigue muy presente en la memoria de los zarceños y su gran huella protagonizará la nueva etapa que ahora inicia una de sus hijas, Yéssika.

«La primera sensación al entrar al local después de la muerte de mi padre fue doblemente impactante: poder recuperar un lugar que significa tantísimo para mí y también darme cuenta que tenía un montón de cosas que hacer», apunta Yéssika a El Periódico Extremadura. Lleva varios días realizando las últimas pinceladas para su deseosa puesta a punto.

Fieles seguidores

El horizonte de esta aventura está lleno de interrogantes y retos. «Estoy muy ilusionada aunque además lo afronto con el mayor de los respetos», explica con orgullo y nostalgia. Ella llevará las riendas del Zalama que, en el fondo, es un bonito camino para seguir los pasos de Ricardo. La pandemia casi acaba con esta histórica y clásica taberna. Debido al cierre, sus más fieles seguidores, que son un montón, pensaban que nunca más volverían a ejecutar la ceremonia que se celebraba en sus mesas una y otra vez: disfrutar de aperitivos (paella, carne con patatas, chanfaina, calamares, gambas, rabas, patatas bravas...), las mejores pipas y los regalices más ricos. «Servirle un pincho al cliente es una forma de agradecer que nos haya elegido. Somos un lugar de encuentro. Asimismo, seguiremos poniendo el fútbol», precisa porque eso de ver los partidos con los amigos siempre es un aliciente a tener en cuenta.

La hija de Ricardo lleva hace días dando las pinceladas para la puesta en marcha del mítico bar Zalama

El espacio conserva multitud de recuerdos populares, decorado con algún cuadro de su padre y otros objetos que lo hacen único. Atesora el encanto rústico. «El bar era su vida y por eso vuelvo abrir el local, que es lo que él hubiera querido», asegura Yéssika. Los zarceños ya pueden zarcear (andar de una parte a otra de un sitio, cruzándolo con diligencia) y qué mejor sitio que este templo llamado Zalama.