Cerró su primera temporada en abierto en Antena 3 con unas audiencias tibias, pero su salto a Netflix la aupó a fenómeno mundial. «La casa de papel» y su ya emblemática máscara de Dalí ponen el broche final a una serie de éxito, que ya ha abierto la puerta de las precuelas (al estilo «Juego de tronos»). Ante el estreno de la segunda parte de la quinta y última temporada, destacamos el acento cacereño del que hace gala la serie con varios nombres propios.

Por un lado, viajamos a Navalmoral de la Mata por la presencia de la actriz Clara Alvarado, que ha interpretado a Adriana, la joven rehén que entabla una tormentosa relación sentimental con Berlín para escapar con vida de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. De su trayectoria cabe destacar también su paso por el musical «Hércules», que se representó en el Teatro Romano de Mérida en 2015, con Pablo Abraira y el placentino Paco Arrojo. Además, en 2019 recibió un premio muy autóctono: la Tenca de Oro en Aliseda.

No es la única presencia actoral extremeña (cacereña, para más señas). También destaca la presencia (como secundario) de Carlos Suárez, nacido en Majadas de Tiétar; otro de los múltiples secuestrados.

Además, el cacereño Alberto Amarilla también fichó por la quinta temporada para interpretar a Ramiro. El actor forma parte, brevemente, del grupo de soldados. 

Viajamos a Torrejoncillo, porque un artesano, Antonio Moreno, ha conseguido ‘colar’ sus piezas en el atrezzo de la serie. Piezas de alfarería del taller de Tinajas Moreno Arias forman parte de la nueva temporada.  

Hace un par de semanas, uno de los cerebros ejecutores de la trama , la periodista pacense (pero montanchega de adopción) Sara Solomando explicó en un acto en Cáceres su labor para acreditar que «todo lo que pasa por la cabeza del guionista tiene cercanía a la realidad». Solomando avanzó que en esta última temporada «he tenido que hablar con economistas para dar veracidad». Todos ellos forman parte del acento autóctono de la serie del momento.