En la Extremadura vaciada, a medio camino entre la provincia cacereña y Salamanca y la frontera lusa, miles de serragatinos mantienen viva una lengua romance propia: A Fala. Una variedad de origen galaico-portugués con influencias asturleonesas. La lengua incluye una infinidad de hipótesis sobre su nacimiento. Pero más inquietante que su germen resulta su futuro. 

Alrededor de 5.000 hablantes de los municipios de San Martín de Trevejo, Eljas y Valverde del Fresno, pueblos donde hay más muertes que nacimientos, la mantienen viva, con la mirada puesta en la ayuda institucional para preservarla.

Estos días, A Fala está de aniversario, porque cumple 20 años desde su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC). Pero, ¿de qué sirve un BIC sin el apoyo de real de la Administración?

Este aniversario ha servido para que la Diputación de Cáceres haya financiado el Día de A Fala, enmarcado en el Programa de Promoción Cultural y Turística del Plan Territorial Parque Cultural Sierra de Gata. 

Con el objetivo de generar visitas de turistas en torno a este patrimonio lingüístico, Eljas/As Ellas ha cogido la primera edición del Día de A Fala, un evento que itinerará cada año por uno de los municipios falantes, para presentar la identidad del territorio y de los tres pueblos que lo integran. 

Diputación también ha apoyado la causa con la publicación del diccionario de A Fala en sus tres variantes (mañego, valverdeiro y largarteiro), que ya ha llegado a todas las bibliotecas de la provincia. Antonio Bellanco, alcalde de Eljas; Amalio José Robledo, alcalde de Valverde del Fresno, y Carlos María García, alcalde de San Martín de Trevejo, coinciden en destacar la importancia de la moción que se ha aprobado en el Senado para la conservación de A Fala y para trabajar en unidades didácticas que, desde las escuelas, afiancen «la lengua que se habla en las casas de la Sierra de Gata».