El abandono paulatino de los mataderos es una realidad que se da a lo largo de toda la geografía española. Vertebrar el territorio a través de la recuperación de estos edificios de arquitectura industrial se ha convertido en casi una necesidad para dinamizar las zonas rurales.

Tal es el caso de los mataderos de Zarza de Granadilla y Zorita, que ya han abiertos sus puertas como centros artísticos dentro del proyecto «Contenedores con arte».

El de Zarza ha abierto con 10 obras (ocho en el caso de Zorita) en cuyo proceso de creación han participado un total de 88 personas.

Su transformación (bajo el lema «Museos donde no hay museos») en espacio de arte abierto a la población y a la creación ha contado con la participación de numerosas personas, asociaciones y colectivos de la localidad. Así, entre las propuestas hay pintura, arte urbano, escultura, instalaciones artísticas, muralismo, artesanía textil tradicional (bordado y ganchillo), reciclaje, grabado y fotografía.

Durante el proceso de creación, los distintos artistas han desarrollado talleres a través de los cuales la población ha tenido la oportunidad de dejar su huella en las obras, además de adquirir conocimientos artísticos.

En estos meses de trabajos se han realizado talleres de modelado en barro, bordado, reciclaje de sillas para el arte y expresión artística. En ellos han participado personas de todas las edades, desde niños y niñas de 7 años hasta personas de más de 80, explican desde la Asociación de Universidades Populares de Extremadura (AUPEx), que organiza la iniciativa junto a la Diputación Provincial de Cáceres y Marce Solís.

En Zarza de Granadilla se presenta una obra novedosa en cuanto al formato y al soporte; se trata de una técnica nueva relacionada con la madera y descubierta en una carpintería. Se consigue mezclando la carpintería, la fotografía y el diseño informático, dando como resultado piezas de gran tamaño y belleza realizadas con la técnica del grabado, tallado y semitono.

También destaca la maquinaría industrial. Su creador es un joven carpintero del pueblo con inquietudes artísticas que, durante el confinamiento de 2020 y al estar sin trabajo, se dedicó a investigar, dando como resultado esta técnica novedosa. El artista se llama Carril y la obra se titula «María. Homenaje a la mujer trabajadora rural».

En el caso de Zorita, todas las personas que han participado en la transformación, a excepción del colectivo Pekolejo, son mujeres del pueblo.