Trayectos por paredes rocosas con varios niveles de dificultad, tirolina y puente tibetano son algunos de los alicientes que presenta la Vía Ferrata del Cancho de la Muela, en las faldas de la Sierra de Béjar, en el termino municipal de La Garganta y a una altitud de 1.700 metros (el segundo municipio más alto de la región), que granjea unas gloriosas vistas del Valle del Ambroz, la Sierra de Gata o la Peña Negra de Béjar.

Pura adrenalina, que es, precisamente, el aliciente de una vía ferrata: recorridos rocosos verticales por peldaños metálicos, puentes monos, puentes tibetanos y tirolinas, que deben garantizar realizar el circuito con seguridad.

Pero, un colegiado de la Red Estatal de Educación Física en la Naturaleza, Jorge Rojo, ha denunciado la inseguridad de esta infraestructura recién inaugurada (y única en la región).

Rojo ha remitido una carta a la Diputación de Cáceres informando sobre las deficiencias de una «mal construida instalación deportiva promovida por una institución pública, con un presupuesto de licitación de 100.000 euros, y que puede ocasionar accidentes graves e incluso mortales».

El escrito registrado sugiere que de inmediato se proceda al cierre temporal de la instalación y hasta que se subsanen las deficiencias, y se adecue la obra a la norma, «quedando constancia bajo registro del presente informe para que, en caso de accidente, pueda utilizarse por la parte que considere dentro de un proceso judicial conllevando la correspondiente responsabilidad subsidiaria como promotores de la instalación deportiva».

Desde la Diputación Provincial de Cáceres aseguran que el alcalde de La Garganta, Juan González, «tiene prevista la subasanación de las deficiencias la semana que viene; actuaciones incluidas en el Plan de Conservación». 

«Un cúmulo de despropósitos»

El denunciante lista el cúmulo de despropósitos que hacen patente la falta de competencias en la materia de los responsables del proyecto».

Y asegura que el resultado hace un «flaco favor a las empresas de turismo activo y a los deportistas. Una vez que ocurra un accidente (no habrá que esperar mucho), será difícil conseguir apoyo para que este tipo de proyectos, cuyo impacto socio-económico ya está más que contrastado, sean subvencionados por la administración pública».

• La vía ferrata se encuentra en un coto de caza, y asegura que se han registrado altercados con cazadores, llegando a evacuar a clientes vistiéndoles con indumentaria de fortuna para que pudieran ser identificados por cazadores y evitar accidentes.

• En cuanto a la tirolina, precisa que no existe una recepción cómoda y segura y no cumple con los grados de angulación recomendados para prevenir un impacto en caso de que, por error, alguien hiciese uso de ella sin auxiliar.

• Los peldaños tampoco cumplen las recomendaciones: se recomiendan corrugados, de mayor longitud y separación con la roca.

Cables de acero sin rematar. Existen filamentos de cable sueltos, habiendo causado daños a un cliente, incluso perforado el guante de protección.

Tensores químicos mal equipados.

Fraccionamientos mal calculados.

• El cable no cuenta con una disposición correcta, teniendo que arrastrar el mosquetón por la roca en multitud de ocasiones, con los daños que esto supone para el material.

Bucles franceses realizados con excesiva longitud de cable, que dificultan la progresión.