Gran parte de los judíos castellanos que huyeron de España, tras el Edicto de Expulsión de los Reyes Católicos de marzo de 1492, se asentaron el territorio fronterizo de la Raya, donde estos cripto judíos desarrollaron una cultura de resiliencia, que no pasaba por doblegarse al pensamiento único de la monarquía hispánica.

Desde allí, también se produjo la emigración de miles de judíos procedentes de España y Portugal a Iberoamérica.

Callejuelas, arcos ojivales, casas de dos plantas y sinagogas son testimonio del paso de los judíos por la Península Ibérica visten el crisol de culturas que propone este viaje por la Raya cripto judía.

Porque la frontera que separa Extremadura y Portugal fue un enclave de excepción para el florecimiento de la cultura y los tesoros sefardíes. Valencia de Alcántara y Castelo de Vide son grandes ejemplos de la arquitectura judía a ambos lados de la Raya.

Ahora, empresas de turismo, informadores turísticos, gestores culturales, agencias de Empleo y Desarrollo Local (EDL), técnicos de turismo y autoridades de ayuntamientos del Tajo Internacional de España y Portugal quieren explotar esa cultura sefardí del territorio, con el impulso de la Diputación de Cáceres, para incidir en una cohesión territorial con Portugal y recuperar, mantener y difundir el legado sefardí.

Para ello, ya se trabaja en el proyecto integral denominado ‘KAMINOS, de Sefarad al nuevo mundo en Tajo Internacional’. En la creación de una ruta física dotada de contenidos históricos acerca del legado judío, desde Cáceres hasta la localidad lusa de Castelo de Vide, atravesando el Tajo Internacional.

«Se trataría de la idea de un camino de peregrinación como pudiera ser el de Santiago, pero con base en las huellas que dejó la cultura sefardí», en palabras del alcalde de Valencia de Alcántara, Alberto Piris; localidad que lidera el proyecto turístico. 

Otra de las propuestas pasa por la creación de una asociación extremeña de ciudades, pueblos y aldeas con legado histórico sefardí, con el fin de dotar a Extremadura de una estructura centralizada, que trabaje en favor de la recuperación y puesta en valor del legado judeosefardí de la zona, así como el desarrollo de programas educativos y de formación, dirigido a docentes y alumnos.

Pero también a la población local, para dotar de conocimientos de la cultura judía a los propios habitantes del territorio.