La ciudad trujillana terminó las celebraciones del Carnaval el pasado martes, con el desarrollo del 'entierro de la sardina', organizado por la asociación cultural del mismo nombre, que ha participado de forma activa en todas las propuestas de los últimos días. 

El desfile partió, a las siete, desde la Alberca, con una comitiva compuesta por numerosas plañideras que lloraban ante la imagen de una sardina de grandes dimensiones, elaborada por la propia asociación, que la portó a hombros hasta llegar a la plaza Mayor de la ciudad, donde fue quemada ante el público asistente.

Al término de la quema, los integrantes del colectivo organizador obsequiaron a los vecinos con chocolate, alrededor de 1.500 pestiños y con las tradicionales sardinas asadas, una cita que se recuperó después de varios años, poco antes de la pandemia y que tiene como fin mantenerse como una actividad clave del Carnaval.