El bar El Retiro es un referente con mayúsculas en Valverde del Fresno, ubicado en la calle Donoso Cortés, una taberna donde siempre reciben al cliente y lo tratan formidablemente, ya sea para tomar un café, una cañita o unas ricas raciones. Rosa María Ramos (Eljas, 1973), cuida, acompaña y atiende maravillosamente a los parroquianos, al igual que el resto del personal. 

Ella abrió la tasca el pasado 1 de enero. En su día, este establecimiento lo regentó Montserrat durante más de 22 años. «La pandemia me hizo darme cuenta de que no podía esperar a que alguien me contratase para tener trabajo, así que me decidí a hacerme mi propia jefa», explica la propietaria. Ya había trabajo en bares anteriormente y tenía claro qué modelo de negocio quería implantar en la localidad cacereña.

En la barra es un no parar. Y El Periódico Extremadura no pierde detalle, atentos a que salgan sus famosas patatas fritas con jamón y nata, alitas de pollo crujientes, ricos magros, callos, orejas, hígados, salchichas, sangre frita, empanadillas, calamares, mollejas... Desde que pones los pies en su bar hasta que te marchas te sientes como en casa. No es nada raro ver a los clientes charlar entre ellos sin conocerse de nada porque el ambiente da pie a ello y te aconsejan sobre que aperitivo o vinos tomar.

«La vida es un poco más lenta cuando entras aquí. Es un sitio para disfrutar y desconectar»

Rosa María y su equipo ya conocen el secreto del éxito: trabajar y servir al cliente con cariño. «La vida es un poco más lenta cuando entras aquí. Es un sitio para disfrutar, desconectar y olvidarse de lo demás», señala con amabilidad.

¿Qué le piden más? «Por la zona en la que estamos, consumen sobre todo cafés, llegamos a servir durante el desayuno más de 4 kilos al día. Es importante la carga que se le pone a la máquina. Lo traemos de Portugal y de España. Además nos demandan mucho vino, cerveza y refrescos», responde Rosi con un sonrisa.

Se nota que disfruta del oficio. El establecimiento ha conseguido hacerse en tan poco tiempo con una clientela fidelísima capaz de ponerse en sus manos con fe ciega, ahora Rosa María se propone incluir nuevos platos a la carta. «Quiero tener una carta muy variada, cocina para niños y mayores, para todas las edades, recetas tradicionales y algunas más elaborada. Ofrecer desde flamenquines hasta sepias, pescado o postres de cereza. Apostando por los alimentos de la zona», apunta.

Todo ello se sirve en un espacio acogedor y rústico en el que no falta la chimenea de leña y la buena tertulia con la gente.