Treinta y seis años en las calles de Torrejón el Rubio. El cartero Isaac García Serrano (1954) pasea tranquilamente con su bastón por las calles del pueblo, tras casi cuatro décadas de reparto entre los buzones de sus vecinos, este auténtico mensajero rural ya jubilado, rememora junto a El Periódico Extremadura toda una vida marcada por las correspondencias. Él no recuerda cuántas misivas entregó, aunque con las que repartió durante toda su trayectoria profesional «podría haber llenado la plaza de toros de las Ventas», dice con una amplia sonrisa.
Atesora la singularidad de haber hecho siempre buenas migas con el vecindario de la localidad, hasta tal punto que le bastaba con mirar los nombres para saber el número de los domicilios.
García no necesita llamar dos veces a las casas. «Por la forma de timbrar ya me conocían», explica entre carcajadas. Con la llegada primero del teléfono y después de internet, el correo ordinario bajó muchísimo. «Antes daba gusto entregar las cartas. Ahora ya la gente solo suele recibir cosas de publicidad y correspondencia comercial o política cuando llegan las elecciones. Lo echo de menos», confiesa, sobre todo, porque tenía un trabajo «precioso» y «muy agradable», con «un contacto diario con las personas».
Isaac era «uno más de la casa», por la «amistad y confianza» que había con los residentes, lo que le llevaba en ocasiones a entrar en los hogares sin llamar a las puertas.
Es una enciclopedia de la historia de su pueblo, amante del Parque Nacional de Monfragüe, de las aves y de los aforismos. Para despedirse del periódico cuenta este: «Cuando el cartero no trabaja, se da un largo paseo».