Las setas son un producto cada vez más demandado en los mercados de abastos, fruterías, numerosos restaurantes y bares. Resulta muy complicado resistirse a unos deliciosos níscalos, unas shiitake, las de cardo coreano, huevo de rey, champiñones, productos deshidratados de harinas de estos hongos… Y en Zarza de Granadilla, hay quien las cultiva de una manera muy especial: el garaje de su casa y con unas condiciones de temperatura y humedad prácticamente únicas para su desarrollo. Hablamos de Ricardo González e Inés Campos, dos jóvenes emprendedores que decidieron montar esta empresa que se llama Micoambroz con el objetivo de hacer realidad uno de sus sueños. 

«La idea es, poco a poco, ir aumentando las ventas a diferentes establecimientos de la región, hacer que la gente conozca y aprecie más el producto y disfrutar viendo cómo crece la cultura gastronómica setera. También trabajamos con recolectores profesionales de Las Hurdes, Salamanca, Sierra de Gata… que se dedican a recorrer con una cesta por bosques, prados de montaña, caminos, para recoger más setas silvestres que nadie por el norte de la provincia», indican a El Periódico Extremadura, ambos reconocen que entre las que cultivan y las silvestres pueden llegar alrededor de 70, 80 o 90 kilos a la semana.

Cultivo ya listo para vender. EL PERIÓDICO

Cultivan muchas variedades diferentes en su garaje climatizado. Para ello, consigue sustrato natural que somete a una humedad y temperatura concretas, algo que controla a través de la ventilación, para que las setas comiencen a crecer. «Es un proceso difícil porque son varios factores los que influyen», señalan con gran orgullo.

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Uno de los ejemplares. EL PERIÓDICO

Y el resultado es un producto natural, fresco y de calidad que crece en unas condiciones excelentes. «La envasamos y distribuimos desde nuestra vivienda. «Queremos que la página web pueda estar disponible para junio. Cada vez son más los restaurantes (Versátil, El Almirez...) y tiendas que nos piden el género que vendemos para incluirlo entre sus platos y mostradores», manifiestan mientras dan a probar estos manjares cultivados en el paraíso de un garaje.