Después de dos años, Hervás ha retomado sus ferias y fiestas, que finalizaron anoche, con ilusiones renovadas y una gran afluencia. “Han sido dos años especialmente complicados, en el que la pandemia nos ha obligado a cancelar las ferias, fiestas y actos municipales”, señalan desde el ayuntamiento.

Uno de los festejos recuperados (y más esperados) ha sido la Vaca de Fuego, que “ha vuelto a desencajar la cara de los más jóvenes cuando ven que se les acerca un artilugio por el que sienten un cariño muy especial”, en palabras de la alcaldesa, Patricia Valle.

La tradición de la Vaca de Fuego (versión animalista de los antiguos toros embolados) se recoge por primera vez en el programa de fiestas de Hervás de 1962. La gran verbena popular se iniciaba en lo que se conocía como la Plaza del General Franco; tras la orquesta se soltaba un toro de fuego “Zezen Suzko”.

Ahora la vaca lleva bengalas a modo de cuernos y ‘persigue’ (a la medianoche) a la gente congregada en la Plaza de la Corredera y alrededores. Uno de los festejos más singulares de la provincia cacereña