Los jerteños, placentinos, cacereños, extremeños y foráneos llevan observando años cómo una curiosa estructura, ubicada en mitad del Valle Cereza, languidecía con el paso del tiempo sin que se diera uso a un espacio que anunció, ya en 2006, el entonces jefe del Ejecutivo regional, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, en plena inauguración del Cerezo en Flor (aquel año en Cabezuela del Valle), para «engrandecer» esta fiesta». Poco después llegó la crisis financiera y aquel proyecto empezó a sufrir recortes presupuestarios hasta que, más de una década después (las obras comenzaron en 2010 y se paralizaron varias veces) este curioso espacio abrió sus puertas la pasada primavera sin hacer ruido, pese a su coste de 2 millones. Una metáfora de los tiempos que corren. De los fastos anunciados por Ibarra, a los hechos: sin inauguración, con jornadas de puertas abiertas y a la espera de presentar una agenda cultural.

Mobiliario

Ahora, los habitantes del Valle del Jerte han compartido varias jornadas en las que han trabajado en el diseño y construcción de lo que será el futuro mobiliario del Palacio del Cerezo, ubicado en «La Dehesilla» de Cabrero.

Se trata del tercer Laboratorio Ciudadano Ecosistemas Culturales del Valle del Jerte, que se enmarca en un proyecto que pretende la recuperación del Palacio del Cerezo. El proyecto «Habitar el Palacio», que se desarrolla desde octubre de 2020, gira en torno al sentido y el papel de la cultura en el Valle del Jerte y a las posibilidades de activación de una infraestructura que permanece sin un modelo de gestión definido.

«Habitar el Palacio» es una experiencia de colaboración público-social a través de la cual la Mancomunidad de Municipios del Valle del Jerte pretende abrir un proceso de pensamiento colectivo en diálogo con los habitantes de sus municipios en torno al sentido y al significado de este espacio, informa Efe. Tras una fase inicial del proyecto en la que se ha trabajado en cada uno de los 11 pueblos de manera localizada, se llevaron a cabo dos laboratorios para activar un espacio de reflexión colectiva desde donde indagar en las realidades culturales del presente para poder imaginar posibles futuros con los habitantes de los distintos municipios del Jerte.

Ahora, los participantes en el proyecto han aprendido nociones de bricolaje en un entorno de compañerismo y colaboración y acompañados durante todo el proceso por los diseñadores del mobiliario, los arquitectos Thais Ibarrondo y Carlos Muñoz, del estudio cAnicca (Bilbao), y María Gómez Javaloyes, del estudio Miga (Cáceres). Además, a los participantes también se les invitó a aportar una planta para iniciar el reverdecimiento del lugar.