Mi imaginación me invita a salir de este inaceptable circulo vicioso, insoportable a todas luces, en el que se ha convertido esta apestosa realidad social.

Cada día entiendo menos el sentido de los designios de esta engañifa desfasada, trasnochada e incomprensible. Ahora todo ha cambiado; se encarcela a personas relevantes, supuestamente de bien, cómo: banqueros, políticos, empresarios, aristócratas, religiosos… y se excarcela a: criminales, terroristas, violadores, mafiosos, asesinos a sueldo… bajo los auspicios legislados sobre derechos humanos, que la excelsa justicia otorga sin ningún tipo de humanidad.

Las bases de la ética tradicional, ya no son aplicables a las normas morales de la conducta humana. Lo amoral, se consolida ante la memez de una estructurada política social y legal, diseñada para avezados delincuentes.

No olvidemos que, entre estos dos extremos, existe una masa ingente de borregos, que consolida la existencia de este mundo al revés. Diseñado adrede, para hacer estallar por los aires, las bases de una convivencia pacífica. Claro, la imaginación es un estado de la consciencia; no un Estado de derecho.