Podría ser que, el paso por esta vida, se asemeje al de cualquier recta imaginaria, que aún, a sabiendas de no tener principio y final, estos fueran capaces de encontrarse en el infinito para poder entender su función conceptual.

Esos momentos cruciales para nuestras vidas, necesarios para transitar en esta enigmática dimensión, como son: el nacimiento y la muerte, nunca coinciden, siempre llevan caminos opuestos. Por ello, estos hechos, se convierten en los más contundentes y difíciles de asimilar por nuestra perezosa inteligencia. Como se puede apreciar, el gran enigma de esta vida se esfuma, de la misma manera que viene: sin respuestas.

La tecnología con respuesta inmediata nos pone. Su utilidad no deja de satisfacer a la banal curiosidad humana. Hemos creado unos códigos intelectuales de preguntas con respuestas, que instalados en el repetitivo bucle de la mente humana, no son capaces de avanzar en el espacio-tiempo. Existencialismo, que junto con la ciencia, giran y giran aburridamente, al mismo ritmo que marca el Planeta Azul.