Por más rondas que se realicen en el palacio de La Zarzuela es hora ya de contemplar la realidad que nos ocupa. ¡Señores! ¿Ustedes creen que se puede considerar serio, el panorama de corrupción que azota, un día sí y otro también, las entrañas de nuestra Carta Magna?

Una de dos, o la Constitución está para garantizar la dignidad de los que viven bajo su techo o fue inocentemente favorecida para los corruptos; que bien que se benefician de su democrática benevolencia. Vayamos al refranero español y pongamos sobre la mesa el que así suena: “el que hace la ley, hace la trampa”.

Algunos refranes pueden parecer incómodos, pero van directamente al ‘hígado’. Por otro lado, y aplicando términos informáticos, parece como que, el sistema aplicado, necesita un reseteo, para borrar tanta memoria corrupta.