Si ya no vuela el halcón,

ni cae la nieve en la sierra,

ni se escucha al gorrión

que le cantaba a la selva.

Ya no ruge el gran león,

se le fue toda la fuerza,

al ver ausente el amor

que ya no tiene nobleza.

La tierra ya está caliente,

la luna se quedó opaca,

al ver que ya fue impaciente

el bello sol que alumbraba.

Las estrellas ya no brillan,

ya no hay nubes en el cielo,

ni el fuego les ilumina

la gran luz del candelero.

El viento ya no les silva,

tiene pena el ángel negro,

cuando ve que la saliva

se le ha secado al romero.

Silencio, la tierra llora,

al ver que angelitos bellos,

a los hombres ya le imploran

que no destruyan su vuelo.

Están llorando las madres

por culpa de los incendios,

¿quiénes serán responsables

de que pierdan sus anhelos?

POR UN MUNDO MEJOR

ANTONIA NAVARRETE LEBRATO