¿Quién nos iba a decir en marzo del 2020 que pasaría un año y la pandemia seguiría igual o peor que cuando empezó? Estoy segura de que nadie se esperaba el alcance de esta desafortunada circunstancia que nos ha tocado vivir, pero aún ahora, que están viéndolo delante de sus ojos, no hay quien le ponga remedio. Es más, abren colegios, institutos y universidades a su máxima capacidad porque, según nuestra consejera de Educación, Esther Gutiérrez, «los niños contagian menos». Desde mi punto de vista, es indispensable tener en cuenta que esto no es una situación convencional y que, si es necesario dejar a los menores en casa, en lugar de meterlos en aulas de veinte personas, para frenar la curva de alguna forma, es el deber de las instituciones garantizar de esta manera la seguridad de los ciudadanos.

Por todos es sabido que el estado actual en cuanto al coronavirus en Extremadura ha empeorado considerablemente desde el inicio de la pandemia, llegando a más de 1.000 contagios diarios. Además, las autoridades han informado de la aparición de dos nuevas cepas: la brasileña y la sudafricana, que son mucho más contagiosas. Teniendo en cuenta los datos recientes, creo que queda más que clara la falta de protección que corremos los extremeños, y más concretamente los alumnos, frente a esta decisión tomada por la Junta. Ante la visible carencia de empatía por su parte, el Sindicato de Estudiantes ha convocado una huelga para reivindicar nuestra posición.

Es cierto que esta puede producir un retraso en la explicación del temario y dificultar las prácticas, pero debemos priorizar lo verdaderamente importante y pensar en reducir la oleada, pues solo hay que ver el telediario para percatarnos de que los hospitales están saturados y no pueden aguantar así mucho más tiempo.

Por último, no nos olvidemos de nuestros seres queridos que se encuentran más indefensos ante la enfermedad, esos pacientes de riesgo que pueden incluso perder la vida si se contagian. Si no lo hacemos por nosotros, cuidémonos por ellos. Faltar a clase nunca beneficia a nivel académico, pero esta no es una situación normal y considerando todos los factores, me parece que apoyar la huelga, para asegurar nuestro bienestar y el de nuestros familiares, es la opción más sensata ahora mismo.