El 1 de enero de 1837 empezó a funcionar la primera escuela de niños en nuestro colegio, el primer centro educativo de Almendralejo, en el edificio que hasta entonces había sido el Convento de clausura de la Inmaculada Concepción.

En 1982, después de duras gestiones y no menos polémica, el Convento fue demolido y en el solar se construyó un nuevo Colegio.

Nombres distintos para el mismo colegio en sus 184 años de historia: Convento de la Inmaculada, Vázquez Camarasa, General Franco y Ortega y Gasset, aunque para la memoria colectiva, siguen siendo las Escuelas Harnina.

Del viejo edificio solo queda la imagen en piedra de la Inmaculada Concepción, . Ella, se ha convertido en la depositaria de la historia, guardando el tesoro del tiempo.

Y en abril de 2021, en democracia, reconocidos los Consejos escolares, los derechos de los padres, lo que se denomina la Comunidad educativa , el derecho de gestión y autonomía de los centros, en un solo día, por decisión administrativa,  por un carambola inesperada, el colegio se muda, desaparece o pierde su nombre, según lo mires.

Parece que todo lo vivido se pudiera borrar de un día para otro, porque sin haberlo pedido, nos regalan un colegio nuevo. Sin opciones, sin plazos, sin tregua, sin negociaciones…

Los maestros que formábamos parte del Ortega y Gasset hemos vivido muchas luchas,en todas ellas ha habido un denominador común, nuestro afán de mejorar el espacio del colegio . Y también, en todas ellas, ha habido fuerzas políticas muy interesadas en este espacio. Un espacio siempre destinado a Educación Primaria y muy deseado para otros menesteres.

Lo extraño, en esta historia extraña es que todos ganan, la Escuela de Idiomas, el Centro de Profesores, la Asociación de vecinos de San José , los otros colegios que recibirán el alumnado que decida quedarse en el centro, y por supuesto, el Ortega. Nuestro colegio, a cambio, cede su nombre, algo que no cuesta dinero, pero en su nombre lleva su esencia, su solera…

Todo esto porque tenemos un colegio nuevo en Almendralejo y no lo necesitamos.

No lo entendemos, nunca hay dinero para sillas nuevas, luces, persianas…y ahora todo nuevo ,¡¡¡ y no tienen alumnos!!!

No somos ajenos a que habrá muchas familias que prefieran el cambio. Pues que , a quién corresponda , que le ponga un nombre al nuevo colegio, y que lo llenen, como exige la ley, con los padres que lo elijan.

¿ Qué se ahorran recursos? Probablemente, pero más se hubiera ahorrado si no no lo hubiesen construido.

En este cambalache perfecto, solo se han olvidado de unos detallitos pequeños, sensibles y  vulnerables, nuestros niños.

Parece poco razonable que en una ciudad pequeña, haya que levantarse todos los días un poco antes para ir en coche al colegio, sobre todo si no es eso lo que tus padres han querido para ti cuando decidieron llevarte al colegio Ortega y Gasset. Niño, siempre puedes cambiarte de colegio, algo sin importancia para la administración , pero esencial para ti, niño ignorado.

Un proceso de esta envergadura requería tiempo, serenidad, acuerdos entre las partes y, sobre todo , un estudio serio. Alguien debería haberse ocupado de revisar cuántas familias vienen andando al colegio y cuántas vienen en coche de otras zonas. Si improvisamos de nuevo , perdemos un colegio en el centro y si luego, en unos años, lo volvemos a necesitar…

Defended vuestros derechos, de lo contrario ,ese fantasma de colegio con el nombre de otro, será una realidad que no habéis elegido y que tendréis que sufrir día a día.

Firmado. MARÍA J0SEFA MÁRQUEZ GARCÍA y otros maestros jubilados del Ortega y Gasset. Almendralejo