moción de censura

El síndrome de la Moncloa

Suso González Vaz-Romero

Muchos calificativos han asignado a la moción de censura. Esperpento, circo, onerosa, pero, la más acertada ha sido la de Tamames como «no ociosa». Y no lo ha sido, porque los ciudadanos han estado expectantes, observando lo que gran parte de los españoles querían decirle a Sánchez. 

No es ociosa, porque ha servido para comprobar que nuestros representantes políticos, tienen, como ha calificado Tamames, «el síndrome de la Moncloa». A Vox se le critica, que utiliza la moción para ocupar espacio político. Es posible, pero realmente es el partido que no ha defraudado a sus votantes. Ha mostrado su disconformidad con la gestión del gobierno. Populares, que tienen el mismo objetivo que los anteriores, convocar elecciones anticipadas, se abstienen por oportunismo electoral y no por respeto a Tamames, como señaló la señora Gamarra. Única mentira de su intervención. Brillante la participación de Arrimadas, diciendo las verdades del barquero a Sánchez, para después votar en contra de la moción. 

Abstención y en contra, por intentar sacar provecho electoral y por la perturbación que sienten cuando la izquierda, les advierte que se acercan a la ultraderecha. Será que ellos no gobiernan con la ultraizquierda. 

A la izquierda, acertadamente, se les ha calificado de mitineros. Sánchez y su gobierno nos han aburrido con su mitin de datos, e intentar adueñarse de la bandera del feminismo, recordándole Tamames a Isabel La Católica. Han vuelto a demostrar que no reconocen ni un error, aunque se lo recete un médico. 

Yolanda Díaz presentando su próximo partido político. También, han revelado que les gusta la crispación y enfrentamiento. Prueba de ello es la chabacana intervención de Patxi López. El señor Tamames, acostumbrado a debates elegantes, le aconsejó mesura para evitar posibles infartos, además de que por chillar no se tiene más razón.

En definitiva, los españoles necesitamos que se utilice la moción para tirar de las orejas a un gobierno que incumple su programa electoral, que miente y que toma decisiones, a su libre albedrío, para mantenerse en el poder. Hay que usar este mecanismo constitucional, independientemente que se sume o no se sume para derrocar al gobierno. Es la forma de mostrar disconformidad con la gestión gubernamental y darle voz a la sociedad.

Moción provechosa porque a los ciudadanos nos ha quedado claro que a los políticos les importamos bien poco. El síndrome de la Moncloa es patente. Unos aferrándose al poder, sin reconocer errores y otros votando en contra o absteniéndose, si no hay posibilidad de llegar al palacio. Lo importante es defender a los españoles, no llegar a un palacete.