por los hijos

Oda a mis niñ@s

Antonio Martín Alegría

No, no es una oda, ni un poema, ni siquiera una canción de rap... pero a mí me gustaría que fuera algo de eso y no una simple narrativa.

¿Y ahora qué...? Diecinueve añitos tienen mi hijo. Mi propia indisciplina, evolucionando dentro de su corazón. Una especie de guerra civil donde yo jamás lucharé. Donde ojalá no termine como Lorca, muerto y sin venir a cuento. Donde su mente imperfecta de un adolescente siempre puede arremeter ya que nunca encontrará un enemigo estable que se defiendan. Ojalá que la tranquilidad de los años encuentre en sus neuronas un convenio de paz.

Piensa que lo sabe todo, aunque lo errores le asaltan uno detrás de otro, por lo que ha aprendido llorar en silencio, pero tarda en aprender, quizás porque nunca ha tenido un enemigo enfrente, pero sigue siendo un niño, el mismo que se agarraba con sus brazos a mi cintura y el mismo que escondía su cabeza detrás de mi cuerpo de uno ochenta y cuatro, quizás porque todo le parecía extraño, pero de repent un mal día se convirtió en una especie de intocable; es ley de vida, dicen algunos, pero yo no acepto ni creo en leyes de vida. Tan solo sé que llevo su nombre escrito dentro de la sangre de mis venas, esas que suben por mi brazo derecho: es mi progenitor.

Pero luego está mi hada de los bosques siempre rodeada de música celestial de Enya. Es mi niña de 10 añito. Es un ser que está por encima de todas las cosas existente en este mundo. Ella es la sangre que recorre las venas de mi brazo izquierdo, la que va directamente al corazón, la misma sangre que si deja de llegar, el corazón se para. No, no voy a decir lo que ya es vox populi, eso de que «por ella mato», no, aunque sí podría decir que, sin ella, no me importaría nada ni nadie.

Sin duda alguna con 52 años que llevo sobre mis espaldas, gracias a ella sigo con vida: sí, quemado, cansado de preocupaciones, con cicatrices reales por todas las partes de mi cuerpo, con pastillas para no derrumbarme, haciendo lo posible por sobrevivir, solo para que no se queden mis niñ@s por el camino.