Eran presos políticos. Pero, sobre todo, sufrían por el hambre. Con suerte, en el agua caliente de la comida se podían encontrar restos de mondas de patata. Un día, los prisioneros decidieron huir. De los 2.000 hombres retenidos, se escaparon unos 800, pero solo tres consiguieron culminar su objetivo. Los demás fueron apresados de nuevo o asesinados. Estamos en 1938 en el penal de San Cristóbal, una fortaleza ubicada a unos 15 kilómetros de Pamplona, en pleno monte Ezkaba, pulmón de la ciudad. La escritora barcelonesa Carmen Domingo narra en La fuga (Ediciones B) este episodio histórico, uno de los más tremendos y más injustamente olvidados de la guerra civil. "Una de las fugas más grandes y más apasionantes de la historia", explicó hace días Domingo en Pamplona, donde un grupo de periodistas pudo visitar la fortaleza en la que se ubica la novela, una ficción a partir de hechos históricos.

LA TRAMA Escondido en el monte, el penal --que ahora es terreno militar y fue declarado bien de interés cultural en el 2001-- sigue dando pánico. Viendo sus celdas es fácil imaginar el hambre, el frío, la miseria y las miles de enfermedades que padecieron los encarcelados. "No tenían ni camastros. Dormían apelotonados en el suelo. Cuando recibían visitas, una valla metálica les separaba de sus familiares y apenas los podían distinguir", contó la escritora, acompañada por Iñaki Alforja, autor de un documental que narra la huida y la persona que más animó a Carmen Domingo a escribir la novela. "He querido hacer un homenaje a todos los que intentaron fugarse. De hecho, varios de los nombres son reales. Se trata de un apasionante episodio histórico que apenas se conoce porque España, en general, es un país que adolece de falta de memoria histórica", destacó Carmen Domingo, que reivindica asimismo que el penal se convierta en un museo.

ENGAÑO "Cuando ocurrió la fuga, los franquistas engañaron a la población civil y contaron que cuatro locos habían intentado escapar. Era mentira. Fueron muchísimos y, además, lo hicieron impulsados por el hambre atroz que padecían y lo cierto es que el suceso marcó un punto de inflexión entre los militares sublevados. También es importante destacar que los presos maniataron a los carceleros, pero no mataron a ninguno. Eso deja claras las diferencias entre ambos bandos de la guerra civil", añadió Domingo.

El libro narra también la desorientación total que sufrieron los presos una vez que huyeron del penal. Situado en pleno monte, no fue nada fácil para ellos saber hacia dónde tenían que ir. "¿Dónde quedaba Francia? Nadie lo sabía. Por eso la fuga fue tan complicada", añade la autora, que se puso en contacto con algunos familiares de los presos.

Según Domingo, hay varias productoras de cine interesadas en llevar a la gran pantalla una historia "tan cinematográfica" como la fuga del penal de San Cristóbal. "Me sorprende que la película no se haya hecho ya. También me sorprende que no haya ninguna novela que aborde estos hechos históricos y apasionantes. Yo, hasta el último momento, pensé que algún escritor se me iba a adelantar y publicar una novela de estas características", contó la autora, orgullosa de rescatar la memoria histórica de su país.