TAt Salvador Calvo le gusta salir al campo a patear la tierra, sentir el viento en el rostro y saborear el sonido del arroyo. La escopeta o la caña son una buena excusa para disfrutar de la naturaleza y después plasmarlo en sus escritos, como a su fallecido maestro Miguel Delibes, a quien ambos hemos releído tantas veces.

Nacido en Acehúche en 1949 y cacereño de adopción, Salvador Calvo estudió, como Almodóvar, bachillerato como interno en los franciscanos, para después cursar la licenciatura de Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, doctorándose más tarde en la de Extremadura. Ha sido durante años profesor de Lengua y Literatura Españolas en el colegio Paideuterion de Cáceres, aunque actualmente se haya en situación laboral de prejubilación.

Entre sus obras se encuentra el relato que ganó el premio Trofeo en 1984 "El pálido del Albedrío", "La última temporada de Alberto, el de las perdices", con el que ganó el premio Círculo de Lectores del año 1989; "La vida gris de Felicien Morea", relato con el que ganó el segundo premio "Ciudad de Coria" de 1991; el libro "Extremadura: Tradición de la caza", publicado en 1987; "Tres cuentos marentos", publicado en 1993; "La villa de Acehúche y su término" publicado en 1996; "Las Apariciones", con el que ganó el primer premio "Ciudad de Coria" en 1997; "La escopeta al hombro", publicado en 1998; "Larga pletina del doce", con el que ganó el primer premio nacional de novelas de Caza, patrocinado por la Federación Española de Caza, publicado en1999; "Larga pletina del doce", en 1995; "Léxico cinegético castellano peninsular", en 2006; y la novela "El año del zopilote" en el 2011.

Por eso, cuando se leen sus obras, uno no puede evitar el recuerdo de los llanos cacereños donde reina la avutarda, los riberos del Tajo en los que el martín pescador compite con las cañas de los pacientes pescadores, o los bramidos de los venados en esas mágicas noches del otoño de la sierra de San Pedro.

--¿Por qué merece la pena escribir?

--Escribir es compartir y si uno al hacerlo puede hacer sentir lo que le ha conmovido...poco hay tan vivificante.

--¿Cuándo sientes la necesidad de plasmar en papel tus sentimientos?

--Tú sabes que hay experiencias, vivencias, sentimientos, recuerdos y circunstancias que andan dando la lata en el cerebro o en el corazón y no te dejan en paz más que cuando has podido plasmarlos en el papel o en la pantalla del ordenador.

--¿Almódovar exageraba al plasmar en su película "La Mala Educación" su paso por el mismo colegio que tú?

--Absolutamente. ¿Disciplina férrea? Para algunos así, para otros no tanto. ¿Casos de pederastia? No tengo noticia alguna. ¿Homo...? Mínima.

--¿De qué forma ha influido en tu vida pasar de la férrea disciplina de un colegio cacereño a la libertad universitaria salmantina?

--Aquello fue salir de la oscuridad a la luz, pero maticemos: Si no me hubiesen "acostumbrado" en el colegio a la lectura y al estudio, difícilmente hubiera llegado a las aulas salmantinas.

--¿Qué significa Delibes para Salvador Calvo?

--Miguel Delibes ha sido, para mi época de formación, la persona más importante de mi vida; porque su obra y su persona aclararon la natural confusión de los años mozos y por él supe lo que quería ser en la vida.

--¿Te sientes más a gusto con la pluma o la escopeta?

--Lo dijo él: "Yo soy un cazador que escribe". Ya me es absolutamente imposible cazar sin contarlo luego con la pluma.

--¿La caza ha aportado mucho léxico al castellano?

--Mi tesis doctoral es un tocho de 500 páginas de léxico cinegético. Y es una muestra solamente de todo lo que hay.

--Un momento de tu vida que ha marcado tu obra

--La primera lectura de "Diario de un cazador", año 1970.

--¿Escribir es un intento de inmortalidad?

--Desde luego. Es un vano intento de transformar lo efímero en perdurable; pero desde luego algo se consigue: Seguimos hablando de los clásicos ¿no?

--¿Cómo te gustaría que te recordaran?

--Espero que cuando pasen por Túrmulus, recuerden mi silueta paseando por esos hostiles riberos del Tajo.

--Una reflexión ante la vida...

--Planté algún árbol, escribí algunos libros y entre Pilar y yo hicimos a Rodrigo. Espero que sea suficiente para poder reunirme alguna vez con mis padres.

--Una anécdota divertida

--La bronca que me echó don Fernando Lázaro en clase hace los quirios y que le recordé la última vez que vino a Cáceres. Nos reímos mucho y me dio un abrazo.

--¿El escritor debe estar al margen de la política o la escritura puede ser también un arma de compromiso político?

--No se puede estar al margen de la política, pero la obra literaria, el texto, es otra cosa. Al menos a mí no me gusta mezclarlas.

--Un recuerdo de la infancia

--Las carantoñas de Acehúche, mi patria chica. El son de la flauta y el tambor me llevan a aquellos años añorados y perdidos.

--Un viaje inolvidable

--La Habana. París, y sobre todo Roma y Napoli. Nunca me he sentido tan a gusto como en Italia. Somos romanos absolutamente.

--Un lugar donde reposar para siempre

--Dudo entre dos: Moleón, en Acehúche o el cerro Garrote, cerca de la Vía de la Plata en Alconétar.