La colección de discos que atesora en sus casas de Madrid y Valencia y el inabarcable magma de datos, referencias y anécdotas que conoce al dedillo -y recuerda al detalle- sobre el último medio siglo de música popular darían para concederle un sillón privilegiado en el olimpo de la prensa musical española. Sin embargo, lo que ha permitido a Juan de Pablos colarse en el corazón de miles de aficionados al pop tiene más que ver con su personalidad que con sus conocimientos musicales, más con el tono de su voz, sus silencios y sus suspiros que con las lecciones que impartía al dar paso a las canciones. En un ecosistema como el que ha frecuentado, poblado de personajes y egos, a él se le recuerda por su bonhomía y su facultad para emocionar al público cuando compartía su amor por la música.

Solo hay que ver las reacciones de afecto que ha provocado esta semana en las redes el anuncio de su jubilación y la despedida de 'Flor de Pasión', el programa que dirigía y presentaba en Radio 3 desde 1986 -entre 1979 y 1983 lo emitió en la extinta Onda Dos- para comprobar que su caso rebasa los límites del locutor que hacía bien su trabajo. No se conoce a muchos presentadores de radio que tengan club de fans, pero Juan de Pablos podría colapsar la plaza de Colón de Madrid mañana mismo si quisiera.

Tampoco es habitual que sobre uno de los mayores expertos en música popular, los profesionales del ramo que le trataron de cerca destaquen, precisamente, aspectos extramusicales. "Es un friki bondadoso sin pretensiones ni máscaras", define el periodista Diego A. Manrique, que coincidió con él muchos años en Radio 3. "Una buena persona sin malicia, todo corazón", según Julio Ruiz, que le conoce desde finales de los años 60, antes de que ambos se pusieran delante de un micrófono, y que esta semana dedicó una emisión de su 'Disco grande', de Radio 3, a rendirle homenaje con ayuda de una quincena de músicos y compañeros de la radio. "Para miles de seguidores, su voz ha sido todos estos años un refugio íntimo y emocional", resume Guille Mikyway, cantante de La Casa Azul, quien confiesa deberle su carrera.

La performance personal de Juan de Pablos llama a engaños. De lejos, su personal forma de expresión, fácilmente caricaturizable, puede sugerir impostura, pero quienes le conocen previenen contra ese diagnóstico apresurado. "Cuando se enciende la luz roja del estudio, todos los locutores interpretamos un personaje. Él, no. Juan se ha mostrado siempre tal cual es. Si un día estaba deprimido, no lo disimulaba, y si otro estaba eufórico, se mostraba así", advierte Manrique.

Algunos oyentes asiduos, como Felipe Spada, de Los Fresones Rebeldes, fan del locutor y confeso "hijo musical" suyo, consiguieron aprender a interpretar esos estados de ánimo que tan poco empeño puso en ocultar: "Había noches que sonaba triste y contaba que la vida no tenía sentido, y luego te enterabas de que el día anterior había perdido su querido Real Madrid. Curiosa paradoja la suya: él, que siempre se ha mostrado frágil y voluble, no imagina lo mucho que ha hecho para levantar el ánimo de los aficionados a la música", señala el cantante.

Cosechar aplausos tan unánimes tras firmar la jubilación solo puede ser el resultado de una trayectoria marcada por la audacia, pero a Juan de Pablos solo se le conoce un atrevimiento en todos estos años: el que tuvo el día que decidió escribir a 'El gran musical', programa de Radio Madrid de los años 60, para contar su pasión por la música y ofrecerse a colaborar. A partir de entonces, su carrera ha estado más marcada por su compulsiva afición a coleccionar discos e historias de todos los grupos, solistas y estilos que iban surgiendo que por cualquier otro cálculo de tipo curricular. "Juan es muy tímido y jamás aparecía por los saraos de la profesión, ni se le vio nunca cómodo en los despachos. En cambio, si un grupo desconocido que le molaba le proponía pinchar tras su concierto en un pueblo perdido, allá que se iba", cuenta Manrique.

De esta carencia de prejuicios y fácil predisposición para apoyar a las bandas nuevas da fe Guille Milkyway, que aún recuerda cómo le temblaban las piernas la noche que coincidió con él en un concierto de Parade en la sala Sidecar y, tras la actuación, le pidió a Antonio Galvañ, el cantante, que le pasara una maqueta suya. "El día que la puso en 'Flor de pasión' fue uno de los más felices de mi vida. El perfil pop de Juan es conocido, pero en el fondo conserva un punto punk que nunca ha perdido. A su edad, sigue conectando a la perfección con gente de 18 años", destaca el cantante de La Casa Azul.

En el periodismo rige la norma de que el informador nunca debe ser la noticia, pero Juan de Pablos ha violado ese dogma para bien de la historia reciente del pop español. La Casa Azul, Los Fresones Rebeldes, Los Flechazos, La Buena Vida, La Monja Enana, Pauline en la Playa, Niza... Forman legión las bandas que de una u otra forma reconocen haber crecido bajo la influencia de 'Flor de pasión' o las que, directamente, fueron apadrinadas por su presentador, como Nixon, Axolotes Mexicanos, Airbag, Los Reactivos o Cola Jet Set.

A todas, en algún momento, Juan de Pablos les dio paso en antena antes o después de hacer sonar a Sylvie Vartan, Françoise Hardy, Wilson Pickett o Arthur Conley. "Gracias a Juan, muchos de nosotros supimos de artistas y sonidos que de otra forma nunca habríamos conocido. En cierto modo, componer canciones pensando que pudieran sonar en 'Flor de pasión' se convirtió en una aspiración para todos", reconoce Felipe 'Fresón'.

El público no especializado le pone cara de haberle visto en películas como 'El año de las luces', 'Bajarse al moro' o 'Amo tu cama rica', donde explotó su bis cómica en papeles secundarios y, de paso, mató el gusanillo de su otra gran pasión, el cine. Pero su gran obra son las 1.618 horas de 'Flor de pasión' que hoy permanecen en los archivos de Radio 3, y que pueden escucharse a la carta. "Son una lección continua de historia de la música, pueden oírse en cualquier momento, porque son atemporales. Es, junto al afecto que permanece en quienes le hemos conocido, el gran legado de Juan de Pablos", concluye Julio Ruiz.