15 años después de que el escritor y periodista barcelonés Manuel Vázquez Montalbán dejara huérfano a Carvalho en el aeropuerto de Bangkok, el icónico personaje que creó ha resucitado. Lo ha hecho en el verano del 2017, en la Barcelona previa al atentado de la Rambla y al 1-O, en la percha del detective real en el que pudo inspirarse El Escritor, como lo llama en Problemas de identidad (Planeta) Carlos Zanón (Barcelona, 1966), quien tras novelas como Yo fui Johnny Thunders (Premio Dashiell Hammett 2015) y Taxi asumió el «insensato» reto de recuperar al icónico investigador («tenía que arriesgarme aunque saliera mal»). Tiene la edad de Juliette Binoche (en la novela, 53), sigue siendo gurmet y quemando libros, sí, pero es un Carvalho auténticamente zanoniano. «Es escéptico, apátrida, lúcido, leal, y combina ternura y dureza».

-¿Qué libro quemaría Zanón?

-Uno con el que no pude nunca fue Moby Dick... y él lo quema por mí.

-«Eres de quien te escribe», dice este Carvalho.

-Cuando acepté el encargo tuve claro que debía hacerlo en primera persona porque como lector quería que hablase él mismo. Y un amigo que conocía bien el trabajo de Vázquez Montalbán me dijo que en artículos en Interviú él se ponía como personaje y decía que había alquilado un despacho en la Rambla y que bajaba al de un detective. Y me dije: «Ya está». Juego con la idea de que había una persona de verdad sobre la que él escribía y cuyos casos interpretaba.

-En el libro le dicen: «Eres puro cliché, Pepe: borracho, solo, desnudo y desesperado». Está desencantado, es casi crepuscular.

-Es un personaje más atormentado, sí. Está enfermo y siente que durante su vida se ha protegido demasiado. Es como en el cuento de Los tres cerditos, donde el que se hace la casa de cemento cree que está protegido porque el lobo no entra y no le hace daño. Pero está encerrado. Carvalho se ha protegido tanto emocionalmente que, cierto, no se ha hecho daño, pero tampoco tiene nada.

-Charo es historia pasada y se enamora de Novia Zombi, casada con un político del PP de Madrid.

-Sí, el lector sabe que no es la mejor historia del mundo pero él apuesta por ella aunque no le conviene. Es una relación extraña que él se plantea como un caso que no entiende. Y eso hace que se enganche más.

-¿Llegará a destruirlo esa relación?

-Sí. Creo que me planteé a Carvalho como un vampiro que busca la estaca de madera, porque hay un momento en que te planteas encontrar algo por lo que perder la vida.

-¡Parece que quiera acabar con él!

-Quería dejarlo vivo porque aún no sé qué haremos con el personaje... Pero no quería que se mantuviera sobrio, porque el típico investigador que conserva la calma sí me parecía un cliché. Y él pierde los nervios, a veces se muestra intolerante, sabe que se ha equivocado con Biscúter. Está enfermo, no se encuentra bien en su cuerpo ni en su vida... me gustaba llevar al personaje al límite.

A Biscúter lo trata muy mal...

-Es por celos, es injusto con él. Los héroes no tienen que ser siempre justos y ecuánimes.

¿Teme a los carvalhianos?

-No era miedo. Pero era consciente de que al ser un personaje de un autor que ya no está aunque hiciera un gran libro no les gustaría. Es un libro con Carvalho, no un libro de Vázquez Montalbán. Es como si eres director de cine y te ofrecen Indiana Jones. Tenía en mente Batman y Christopher Nolan y el cómic: cambian guionistas y dibujantes pero el ADN del personaje no. En Carvalho es el conocimiento y la decepción, en todos sus libros encuentra la verdad y es decepcionante.

-¿Esta es la Barcelona de Zanón?

-Sigue cómodo en su despacho de la Rambla y en su casa. Pero el resto de sus lugares es distinto. Es una Barcelona diferente. Su mirada no es nostálgica, no es la Barcelona de cuando yo era joven, que ya no existe, sino una Barcelona viva, que tiene futuro y un presente. Igual no nos gusta porque nos hacemos viejos pero no porque sea peor.

-Es una ciudad de desahucios, alquileres altos, carriles bici «hasta en el pasillo de casa»... y de banderas «en los balcones y las solapas».

-Si querías saber cómo fue la transición solo tenías que leer carvalhos. Vázquez Montalbán tenía una mirada periodística brutal para interpretar la realidad. Y hacer un Carvalho sin mirar alrededor en una época tan complicada como esta era absurdo.

-¿Y cómo ve él ‘procés’?

-Carvalho decía que no tenía compatriotas así que no podía ser un patriota, debía ser un escéptico que se pone al lado de los débiles aunque los critique luego. Su mirada es de alguien de izquierdas que ve que es una partida entre dos derechas y que perderán los de siempre. Y no se casa con nadie, siempre da collejas a los dos bandos. Por eso intenté que diferentes personajes dieran distintos puntos de vista de la sociedad catalana. Biscúter dice que votará en el referéndum. Recuerdo esos días: nadie sabía qué estaba pasando ni qué pasaría al día siguiente, era muy desconcertante.

-Carvalho se pregunta qué diría Vázquez Montalbán de Messi, del ‘procés’, del Rey y Corina...

-¡Imagina lo que habría disfrutado con Messi! Como lector lo echo en falta. Compraba el diario para ver cómo él interpretaba lo que pasaba. Tenía en la cabeza las llaves maestras de la realidad, hacía clic y lo entendías todo. Era un creador impresionante, podía hacerlo todo bien.

-Y de Trump...

Trump es Calígula. El mundo se está convirtiendo en algo muy peligroso. Antes teníamos a Obama de modelo. Ahora, a Trump, y salen muchos otros Trumps. Un tuit sobre Vox decía que son reivindicaciones que hemos oído toda la vida en la barra de un bar, pero es que es la gente de la barra de un bar la que vota.

-Se planteó al inicio que Carvalho no iba a cocinar. ¿Un sacrilegio?

-Me dieron libertad pero a eso me dijeron que no. Recapacité y vi que era una seña de identidad que había definido la novela negra mediterránea con un detective que no es el del hard boiled, que se destroza el hígado con alcohol, sino alguien que puede disfrutar de la bebida y la comida. Es que a mí aquellos trozos de los carvalhos me aburrían y me los saltaba...

-Ante el encargo primero dijo no.

-Respondí con la cabeza. Pensé que sería complicarme la vida. Pero con el corazón decía sí. A la semana acepté.

-Hay varias tramas sacadas de noticias reales. El caso de los guardias urbanos, prostitutas asesinadas...

-He querido hacer cosas que no había hecho: escribir en primera persona, un policial, un personaje de otro y usar elementos de la actualidad y distorsionarlos. Pero las tramas son lo de menos, me interesan los personajes, las atmósferas, los detalles que hacen que una novela funcione, el perfume que te queda al leerla.

-¿Y cuál es el perfume de esta?

-Que oliera a cosa viva.

SEnDLas víctimas son mujeres.

Son relaciones en que los hombres ejercen la violencia con una lectura equivocada de la protección y la dependencia, por no saber asumir una sociedad igualitaria. Alguno prefiere que la mujer esté desvalida para que esté con él. En el fondo, la novela es una denuncia de un mundo violento masculino. Las prostitutas, Novia Zombi... es el dominio, la posesión, ya sea de forma violenta o dejando a la mujer sin recursos para que no se valga por sí misma. De hecho son mujeres quienes resuelven el caso.

-¿Reflejo de los tiempos?

Trabajé de abogado en temas de violencia de género y vi muchos dramas. Había mujeres que retiraban la denuncia contra la pareja porque no podían pagar el alquiler solas. Es muy fácil decir que denuncien.

-¿Habrá segundo carvalho?

El acuerdo con la editorial es para escribir un libro. Me lo he pasado bien y no descarto, sin embargo, un segundo. Pero lo seguro es que mi próximo libro no será un carvalho.