Son tres damas negras. Venden sus libros por millones en entre 14 y 50 países. Cada una presenta nueva entrega de sus populares sagas, protagonizadas, todas, casi por sus álter ego, mujeres fuertes, madres y trabajadoras.

Los tres relatos miran al pasado para desentrañar los crímenes del presente y en ellos domina la denuncia de los abusos y del maltrato a mujeres y las víctimas infantiles. Porque este trío de autoras opinan que la novela negra pone el foco en las injusticias y hace reflexionar al lector sobre los males que aquejan a la sociedad.

La sueca Camilla Läckberg regresa a las librerías con La bruja (Maeva / Amsterdam), décima entrega de la serie ambientada en su Fjällbacka natal, donde, además de remontarse a la caza de brujas en el siglo XVII, trata temas como el maltrato, el racismo y la inmigración y las razones que pueden llevar a matar a un niño.

Un aspecto que también aborda la veterana periodista británica Fiona Barton en La madre (Planeta / Columna), que tras el éxito de La viuda profundiza en el abuso a las mujeres y en cómo los padres pueden afrontar la desaparición de un hijo.

Sobre ello investiga también a su vez la escritora irlandesa Patricia Gibney, que se presenta en España con Los niños desaparecidos (Principal de los Libros), ahondando sobre todo en una de las lacras que más han conmocionado a la sociedad cuando desde que empezó a salir a la luz, los abusos a menores por parte de sacerdotes católicos, y el robo de niños a madres solteras.