Fernando Savater inaugura este jueves el Salón Internacional del Libro de Turín, la máxima manifestación literaria y cultural de Italia, mientras a su alrededor se ha producido y sigue coleando un terremoto político que ha provocado una cascada de deserciones de escritores, ponentes y miembros del museo del Holocausto de Auschwitz. No por la presencia de Savater, sino porque entre los stands figura el de la editorial Alaforte, cercano al movimiento CasaPound, la derecha italiana más extrema, con la que flirtea Matteo Salvini, ministro de Interior y vicepresidente del gobierno populista. Ocupa un espacio de ocho metros cuadrados y entre los textos expuestos figura un libro- entrevista con Salvini. "Para mi la cultura es cultura, venga de donde venga", ha reaccionado el político.

En medio de las polémicas nacionales, relanzadas por diarios, radios y televisiones, el fundador de la editorial, Francesco Polacchi, de 33 años, ha avivado la situación declarando ser fascista. "El verdadero mal de este país es el antifascismo", afirma en un video colgado en Youtube, en el que entre otras amenidades ultras reconoce que "Mussolini ha sido el mejor estadista italiano", aunque desmiente haberlo dicho. La fiscalía de Turín ha abierto un sumario, acusándole de apología del fascismo, algo prohibido por la Constitución de 1948, redactada al finalizar la II Guerra Mundial.

Tras el barullo intelectual y político, los organizadores del Salón, este miércoles decidideron trasladar el stand de la editorial a un lugar más discreto del recinto de la feria de Turín, porque temían que se pudieran organizar acciones de protesta frente a este. Algunos autores habían lanzado la idea de manifestarse frente al mostrador, cantando repetidamente 'Bella ciao', el himno italiano de la resistencia antifascista. Por casualidad o sin ella, el stand de los fascistas se encuentra ahora junto al de Defensa.

DIFICULTAD DE EXCLUSIÓN

La alcaldesa de la ciudad, Chiara Chiamparino, del Movimiento antisistema 5 Estrellas y el presidente progresista de Piamonte (Turín), Sergio Chiamparino, habían manifestado su contrariedad por la presencia de la editorial, pero al mismo tiempo habían declarado que no se puede excluir a quien ha firmado un contrato regular. Ambos han llevado el caso a la fiscalía local, afirmando que es la magistratura quien tiene que decidir si ha habido apología del fascismo. Han explicado la decisión diciendo que incluso la forma más radical de intolerancia tiene que ser contrastada con las armas de la democracia y del Estado de derecho. La ideas se combaten con ideas más fuertes, ha subrayado Appendino.

Estoy horrorizado por los neofascistas, porque estar (en el Salón) es una señal, ha dicho Savater, invitado a la manifestación porque esta edición del Salón está dedicada a la literatura castellana en general. Otros protagonistas han anunciado su deserción, como Halina Birenbaum, superviviente de los campos de concentración nazis, y el director del museo del Holocausto, Piotr Cywinski. No se puede pedir a los supervivientes que compartan espacio con quien discute hechos históricos y plantea de nuevo una idea fascista de la sociedad, ha dicho Birenbaum. O los unos o los otros, ha escrito Cywinski, según el cual no se trata de respetar un contrato sino del valor más alto de las instituciones democráticas, de su vigilancia, de la constitución italiana, que superan cualquier contrato.

REACCIONES

El escritor Christian Raimo, consejero del Salón, ha dimitido y anunciado que irá, pero solo como ciudadano particular. Paralelamente también se han retirado el grupo de autores que firman conjuntamente como Wu Ming, el historiador Carlo Ginzburg, la escritora Francesca Mannocchi, la asociación nacional de partisanos (ANPI) y el autor de cómics Zerocalcare, que lamenta no poder estar durante tres días junto a quienes han acuchillado a mis hermanos y tener que verles cada vez que vaya a mear. La escritora y activista Michela Murgia estará porque no hay que regalar el Salón a los fascistas y otros autores han lanzado el hastag #iovadoatorino, que ha recibido muchas adhesiones. Una veintena de escritores ha firmado un manifiesto proponiendo leer, durante el Salón, fragmentos de libros que ilustren lo que fue el fascismo para el país. Yo voy porque creo en la confrontación, que se hace con el cuerpo, la palabra y el gesto, ha escrito Concita De Gregorio.