-¿Qué le gustaría transmitir a través de este montaje?

-Un juego escénico de acumulación de personalidades y, conceptualmente, un debate sobre la democracia y el compromiso político basado en todo aquello que tenga Cicerón que pueda ser interesante para una persona del siglo XXI.

-¿Ha intentado reflejar con esta obra la situación política actual?

-No, yo creo que las obras son más la coyuntura que puedan tener dentro de ellas. Cicerón es un personaje tan variopinto, tan comprometido, tan defensor de la legalidad y de la democracia, tan lúcido hablando de la vejez del ser humano, del amor y de la amistad… Se reflexiona a partir de este personaje bastante paradigmático que, además, metido en política acaba siendo literalmente aniquilado porque le cortan la cabeza. No se quiere hacer una biografía del personaje, sino ver qué tiene de actualidad y ver qué elementos de dialéctica nos puede aportar para un ciudadano o ciudadana del siglo XXI en la parte sur de Europa.

-Después de tantos años participando en el festival, ¿sigue siendo especial venir a Mérida?

-Claro, porque lo que lo convierte en especial es el público, que es muy entusiasta y entendido, lo cual es muy bonito para alguien que se manifiesta desde el escenario como actor o director. Además, el teatro es un lugar en el que, de algún modo, se reproduce esa satisfacción de verlo lleno. Ese teatro que cuando está vacío es tan enorme y tan grande, cuando está lleno se te viene encima, te arropa y realmente es un placer explicar historias y hablar con el público que lo puebla. El teatro romano es un lugar realmente mágico al que siempre gusta volver porque repites emociones y descubres otras nuevas.

-No es la primera vez que trabaja con José María Pou, ¿qué tal es trabajar con el actor catalán?

-No voy a descubrir que José María Pou es un actor extraordinario y un hombre con un gran sentido del equipo que, además, ama profundamente el teatro. Entonces, trabajar con él es fácil. Es un hombre con criterios propios, lo cual es muy bueno para un actor o actriz con el que hay que colaborar e ir construyendo el tapiz de los personajes. Cuando digo fácil quiero decir que es muy satisfactorio y enriquecedor trabajar con gente como José María Pou.

-¿Cómo espera que sea el recibimiento del público?

-Eso ya se verá puesto que el teatro es siempre un melón que hasta que no se abre, no se sabe. Esta obra tiene muchos alicientes. Es una obra contemporánea que trata un tema romano pero desde una perspectiva de ubicación actual, con varios planos temporales que no dan pistas al espectador porque pretenden que él mismo complete ese viaje. Es una obra que, de entrada, puede hacer a la gente preguntarse por qué se hace en Mérida, ya que cuenta con tres personajes y un decorado único. Pues porque desde la intimidad también se puede hablar a un gran auditorio.