Misión completada. Contempopránea culmina su travesía más larga. El festival cierra una edición en la que roza su cuarto de siglo con catarsis. Sale airoso de los contratiempos y rejuvenecido tras su apuesta menos generacional: más juventud y más mujeres sobre las tablas. Precisamente esa frescura arrastró a fieles y a las nuevas hordas del pop a las primeras filas en las horas punta. Los baches en el sonido del jueves quedaron más que resarcidos con un equipo técnico de la ladera que no falla una y aún con la resaca emocional de la fiesta de bienvenida, el viernes ofreció lo que prometía, ritmos bailables, mitos y alguna que otra pulsión de adolescencia. Puro cientifismo.

Tras una sesión acústica al fresco de la piscina con Confeti de odio, que venía de vuelta de los Axolotes, arrancó la jornada con Kokoshca. Amaia al frente, a la voz y al teclado. Ni el calor marciano de la tarde deshizo la presencia de los navarros que hicieron sucumbir a más de uno al mal. O al bien, según se mire. Acompañados por la tierra y por más público de lo habitual para la ingrata primera hora le pasaron el testigo a las Melenas, en la misma línea de fuerza, con un solo lp publicado y uno de los sonidos que marca los line-up de la escena y de la crítica. No hay publicación que no haga eco de su irrupción y en el directo demostraron que merecen estar ahí, en portadas y en carteles. La nueva ola es palpable.

Con el atardecer ya florido se subieron los Carolina Durante para compensarla media hora del año pasado. Hubo purga de agravio porque marcaron sin duda el pico de potencia con un directo conexo de principio a fin. Solo altos sumados a la excentricidad gestual del vocalista. Coreó la ladera enfervorizada ‘Cayetano’, que va paso de convertirse para suerte o desgracia en himno generacional. Zahara bajó el tono pero no la intensidad, subió al escenario como astronauta -muy apropiada para esta edición—acompañada de la impoluta marca de Manuel Cabezalí y Martí Perarnau. No quiso dejar nada al azar, ni los visuales, que conjuntaron la puesta en escena. En el último tema dejó mensaje para todos, no se salvó ni Trump, también repartió a la política española, y en su cruzada espacial desenmascaró a varios replicantes. Menos a Echenique. Echenique era androide.

Aguardó el público para el preparado plato fuerte Viva Suecia y mantuvo la sintonía Las ligas menores como previa a las Cariño, un cierre de fiesta más que multitudinario y bailado con desparpajo. Ayer sábado, Alexanderplatz se encargó de abrir el cerrojo a la lata que cerró El Columpio Asesino, con gran expectación por su vuelta. Las tablas de Hazte Lapón, los consolidados Second y la ruptura de Dolorosa, Ángel Stanich, Full y Apartamentos Acapulco pusieron fin a la ruta de tres días. Puso la bandera Schopenhauer dj.

FESTIVAL PARITARIO // Concluye así una edición marcada por las mujeres que han copado por destreza y fuerza las tablas. Era una demanda de la escena y el festival extremeño ha querido seguir este año la estela de las citas catalanas y ha compuesto un cartel paritario en cuanto a grupos. Aplaudida medida y aplaudidas todas las bandas con voces e instrumentales femeninas que recuperan el espacio cada vez menos invisible por derecho propio. «Hay muchísimas mujeres en la música como para que sea más frecuente, estamos en un momento en el que hay que hacer este ejercicio, no dejar que las cosas pasen y no prestar atención, hay que buscar esta igualdad para que dentro de unos años no haya que hacer el esfuerzo de conseguir la paridad sino que surja sola, al crear este ejemplo de mujeres en la música las nuevas generaciones verán que es lo normal», declaró Zahara al respecto minutos antes de subirse al escenario. Ahora una vez pisada la luna toca volver a la tierra y pensar en el próximo viaje.