<b>-Vuelve a Mérida por tercera vez después de seis años. ¿Sabía que en su caso se cumpliría el dicho de ‘no hay dos sin tres’?</b>

-No, porque cuando hice Hécuba ya estaba enferma. Estuve dos años aguantando unos dolores espantosos, no quería dejar Hécuba de ninguna manera y la tuve que dejar de forma violenta por salud. Cuando terminé esa obra no sabía ni siquiera si iba a vivir, aunque hace un mes me hicieron la última revisión y estoy estupenda.

<b>-¿Qué le motiva a seguir trabajando con casi 80 años?</b>

-Porque esto es mi pasión, razón por la que he envejecido con una dignidad inmensa, como muchas otras actrices en España. Desde niña no he querido ser otra cosa en la vida. Todo lo que me he propuesto en la vida lo he conseguido, por eso tengo tanto miedo, porque mis sueños profesionales se han convertido en realidad. Tengo una carrera profesional de libro, solo me ha faltado trabajar en Estados Unidos porque no hablo inglés bien, porque he estado enamorada y porque irme fuera con lo bien que estaba yo en España triunfando...

<b>-¿Qué más le queda por hacer?</b>

-Muchas cosas, porque he tenido la suerte de que todas las obras de teatro que he hecho se han mantenido durante tres años. Ahora estoy haciendo El Funeral, y como hago de muerta la gente cree que soy yo y que me voy a retirar, pero para nada lo pienso, quiero seguir en esto y ojalá pueda volver a Mérida. Cuando estoy en escena no oigo nada, siento lo que transmito y escucho la emoción que me transmiten los espectadores. Cuando acaba la función, para mí es como cuando di a luz a mis hijos. El amor y la pasión pueden estar en una interpretación, en un orgasmo con un amor y en el momento de parir un hijo.

<b>-¿Le hubiese gustado interpretar a un personaje en lugar de hacer de maestra de ceremonias?</b>

-Estuve a punto de decir que no porque mi personaje no tiene una historia propia. Soy narradora y también hago todos los personajes de mayor, pero al final me he dado cuenta de que debía hacer este papel. David (Serrano) siempre quiso aumentarme cosas, y yo le he dicho que no, que es tan bonito lo que tengo, aunque sea poco. ¡Quién me iba a decir a mí que iba a trabajar con estos actores maravillosos! Estoy encantada con lo que hago, incluso preocupada porque mi texto es breve, pero muy difícil.

<b>-‘Metamorfosis’ es la gran apuesta del festival en esta edición, ¿siente mucha presión por ello?</b>

-No. Me alegra porque cada vez que he venido a Mérida hemos llenado, y a mí me importa mucho llenar el teatro, porque si no lo hacemos no nos vuelven a contratar. Además, quiero que Jesús Cimarro tenga lo que se merece, es muy importante. Yo amo a Jesús Cimarro, me he casado con Mérida, con el festival y con él. Al público tampoco se le puede defraudar, porque es tan generoso... Que hayamos vendido ya 30.000 localidades a gente que va a venir simplemente por el prestigio de los actores y del espectáculo que les vamos a ofrecer da cosa.