Así es el mundo en el que el cine actual vive. Un mundo en el que una película basada en cómics de superhéroes puede llegar a ser un asunto tan serio y tormentoso como 'Taxi Driver' (1976), y estar protagonizada por el mejor actor de su generación; y puede lograr también no solo que la crítica internacional se ponga a sus pies sino que un jurado compuesto por miembros de la cinefilia más ortodoxa le otorguen el premio principal de uno de los festivales cinematográficos más importantes del mundo. 'Joker', historia de los orígenes del más célebre enemigo de Batman, ha ganado esta noche el León de Oro de la 76ª edición de la Mostra de Venecia. Es un galardón sorprendente pero muy merecido porque, en gran medida gracias al feroz trabajo interpretativo de Joaquin Phoenix, la flamante vencedora derrocha peligro, patetismo, humor negro, sentido del absurdo, brutalidad, ternura y capacidad para conmover y aterrar casi a la vez. También es un galardón que promete provocar un cambio definitivo en el trato que damos a las películas inspiradas en tebeos. Ya no hay excusa para no tomarlas en serio.

En cualquier caso, al jurado que ha tomado tanto esa como el resto de decisiones del palmarés se le van a pedir muchas explicaciones; y en especial, claro, a la que ha sido su presidenta, la cineasta argentina Lucrecia Martel. Pero no solo porque el cine que ella hace -magníficas películas de autor como 'La ciénaga' (2001), 'La niña santa' (2004) y 'Zama' (2017)- es el opuesto perfecto al tipo de 'blockbuster' hollywoodiense que el 'Joker' de Todd Phillips encarna; también porque el Gran Premio del Jurado, segundo galardón en importancia, ha ido a parar a 'El oficial y el espía'.

Elección controvertida

Recordemos que Martel anunció que no asistiría a la gala de presentación de esa película como gesto de condena al cineasta polaco Roman Polanski, en busca y captura por parte de Estados Unidos por la violación de una menor en 1977. Por supuesto, habría sido injusto dejarla fuera del palmarés únicamente en base a la situación personal de su director; pero en cualquier caso su elección resulta controvertida por dos motivos: primero, que su recreación del caso de Alfred Dreyfus -un capitán del ejército francés que fue injustamente condenado por espionaje en 1895, víctima de un sistema antisemita- no está ni de lejos a la altura de títulos que han acabado yéndose de la Mostra de vacío, como 'Ema', de Pablo Larraín, y 'Ad Astra', de James Gray. Segundo, que Polanski usa la película para equipararse con Dreyfus y autoproclamarse así víctima de una caza de brujas. Y eso, se mire como se mire, es una desfachatez. ¿Es realmente posible que Martel no lo vea así?

Por lo que respecta al resto del reparto de premios, pocas pegas pueden ponérseles. Roy Andersson, reconocido como Mejor Director, demuestra con su nueva película haber llevado su método artístico a la perfección. Como sus tres películas previas, 'About Endlessness' es una hipnótica sucesión de escenas meticulosamente compuestas en las que se revelan grandes verdades sobre la lucha diaria de los seres humanos por ser felices mientras vagan como almas perdidas en ese pálido purgatorio que es la Tierra. Hay quien acusa al sueco de repetirse, pero pedirle que hiciera las películas de otra manera sería como pretender que Messi empezara a jugar en la defensa. E igualmente incontestable es el premio al Mejor Actor concedido al italiano Luca Marinelli por su trabajo en el centro de 'Martin Eden'. En la piel de un joven sumido en la pobreza que trata de forma obsesiva de convertirse en escritor de renombre y que al alcanzar el éxito reniega de él, Martinelli domina cada una de las escenas derrochando carisma y una combinación extraordinaria de ternura y ferocidad.

Película tosca y risible

Mucho menos comprensible, eso sí, es la elección de Ariane Ascaride como Mejor Actriz por su trabajo en el nuevo largometraje de Robert Guédiguian, 'Gloria Mundi'. El problema no es que su trabajo en la película no sea bueno -la francesa es incapaz de interpretar mal un papel-, sino que una película tan tosca y risible como esa no debería figurar en un palmarés ni de rebote. Por eso mejor quedarse con otra de las interpretaciones femeninas premiadas hoy: la de la murciana Marta Nieto, que gracias a su trabajo en 'Madre' ha sido reconocida como la mejor actriz de la sección no oficial Orizzonti. Y la película de Rodrigo Sorogoyen, por cierto, no ha sido la única producción española incluida en ese palmarés paralelo: 'Blanco en Blanco' le ha proporcionado al ibicenco Théo Court el trofeo al Mejor Director.