En la Alemania nazi de 1933, cientos de personas se reunieron en Berlín, brazo en alto, para quemar los libros que consideraban subversivos. Ayer, esos libros volvieron a resurgir, y además gracias al fuego, en la pieza ganadora del certamen de artes plásticas Obra Abierta que organiza la Fundación Caja de Extremadura. El barcelonés Miquel García es el autor de List of burned books in Germany in 1933, con la que ha conseguido los 10.000 euros del premio internacional.

Ha sido el reconocimiento a «tres años de investigación» en archivos y a una técnica que ha sorprendido a todos, incluido el jurado, con directores de tres de los principales museos de España y presidido por Rosina Gómez-Baeza, durante veinte años directora de ARCO.

Porque el espectador se encontrará con un gran papel negro, de 135x226 y al ir pasando un soplete, se irán viendo los nombres de los autores y las obras que ardieron bajo el fuego esa jornada.

El autor explicaba ayer que «el pasado fue negro» y que, «con el fuego», esta pieza «desvela su sentido» y además, ayuda a «recordar lo que hemos vivido porque la memoria tiene muchas capas y el olvido es la última».

No obstante, señaló que «hoy también se queman libros, se secuestran», por lo que su propósito es «cuestionar los sistemas de representación, políticos, históricos, cómo nos han explicado la historia... y los pongo en duda, propongo posibilidades».

Con esta propuesta que la presidenta del jurado calificó de «muy original» se ha impuesto a las 782 obras inscritas. Además, la fundación ha adquirido la escultura Equilibrios de vida (Archivo funambulista de objetos, abuela y nieto), de Isidro López-Aparicio.

Estas y otras 28 obras estarán expuestas hasta el 10 de noviembre en el centro cultural de Las Claras de Plasencia, diariamente, de diez a dos y de cuatro a siete.

POLÉMICA / Ayer tuvo lugar la inauguración, con el autor, el jurado, la presidenta de la fundación, Pilar García y el alcalde, Fernando Pizarro. Pero este año la polémica no le ha sido ajena por el anuncio de la fundación de ceder parte del Salón de Otoño por convenio a quien lo solicite, con condiciones. El alcalde se mostró ayer «defraudado» por no ceder la colección a Plasencia de forma permanente y dijo esperar que la fundación «recapacite», pero su presidenta replicó que, «en este momento, no hay ningún plan de abrir un museo de forma permanente» en la ciudad, aunque estarán «encantados de que Plasencia tenga parte del Salón» a través del convenio de cesión.