El pasado 6 de marzo se estrenó la última película española antes del cierre de las salas a causa de la pandemia provocada por el covid-19. Se trataba de Invisibles, de Gracia Querejeta y se convirtió en auténtico éxito en los últimos días pre-cuarentena. Ahora, casi cuatro meses después vuelven a retomarse los estrenos de películas nacionales y la encargada de dar el pistoletazo de salida en esta nueva normalidad es La cinta de Álex, ópera prima de Irene Zoe Alameda que cuenta una historia de reencuentro padre e hija en un entorno exótico como India y con la explotación textil como telón de fondo.

«Yo creo que es algo simbólico y positivo estrenar ahora. Significa que estamos aquí, que seguimos luchando, que no nos rendimos, aunque sean tiempos difíciles para todos. Es una declaración de intenciones, además a través de una película cuyo mensaje es entender al otro», cuenta Aitana Sánchez-Gijón, que interpreta a una ejecutiva de una gran multinacional que se dedica a comprar el género cuanto más barato mejor. «Es una película que refleja los límites de lo que es ético, cómo se presiona a los países menos desarrollados en la cadena de producción. Y mi personaje forma parte de ese mundo, el que tira de la cuerda y que por tener más beneficios pone en peligro a los trabajadores de otros países», continúa la actriz.

A Irene Zoe Alameda no le resultó nada fácil poner en marcha el proyecto. En 2010 viajó a India para rodar el documental Jaisalmer y le propusieron seguir ahondando en el choque entre culturas, así que escribió un guion ambientado en esa zona, pero la crisis económica lo tumbó para atrás. No se desanimó y seis años después siguió buscando financiación para esta aventura. Finalmente se rodó de manera independiente con producción española, estadounidense e india.

«Afortunadamente todos creían en la película. Yo quería hablar sobre temas muy complejos a través de la mirada de una niña, para que pudiéramos reflexionar a través de ella. Y que además de los aspectos sociales tuviera un poco de acción, de suspense, de humor, también de amor y de amistad», cuenta la directora, que también ha escrito poemas, ensayos y novelas como WA, últimos días de Warla Alkman y tiene una banda de pop electrónico, Reber.

La película se proyectó en diferentes festivales antes de la pandemia y en cada país la reacción del público fue diferente ante los diversos conflictos que se plantean. «En Estados Unidos el tema de la tortura contra presos políticos después del 11-S les afecta de una manera muy especial. En España estamos muy concienciados en torno a la desigualdad que provoca el capitalismo, por ejemplo, que unas sandalias que se fabrican por dos dólares se vendan por 200. Por último, en India el tema de la educación de las niñas es un problema, así como la discriminación religiosa y de la mujer», cuenta Alameda.