Hay un tono en los relatos de Lorrie Moore Glens Falls, Nueva York, 1957) que solo le pertenece a ella. Es una ironía elegante que puede iluminar las situaciones más terribles. La historia sin dramatismos, por ejemplo, de cómo una madre se enfrenta al cáncer de su bebé en Pájaros de América tensó para el lector los límites de lo soportable.

La fama de la escritora estadounidense, en un país no sobrado de grandes ejemplos, la sitúa como una de sus más brillantes cuentistas (con las novelas quizá no haya el mismo consenso). Como prueba del algodón, Seix Barral ha reunido la integral de sus cuentos y Eterna Cadencia recuperó hace unos meses sus magníficos artículos de crítica literaria en A ver qué se puede hacer. Esta entrevista se realizó a través del correo electrónico.

--¿Podría describir el lugar desde el que contesta a estas preguntas? Imagino que es en su hogar de Wisconsin.

--Así es, suelo pasar el año académico en Nashville, donde enseño en la universidad de Vanderbilt, pero durante el verano siempre se me puede encontrar en Wisconsin porque aquí hace mucho más fresco. Tanto allí como aquí tengo una mesa muy grande en la que escribir, una mesa sin cajones. Esa gran superficie plana es una inspiración, como un mar en calma.

--La enfermedad es uno de los temas que generalmente aparece en su trabajo, así que me preguntaba cómo se ha sentido en esta pandemia.

--Me tocó muy directamente. Mi padre murió durante esta crisis sanitaria y lo hizo solo, sin que nadie pudiera visitarle. Es verdad que he escrito mucho sobre todo tipo de enfermedades, pero nada de lo escrito ha tenido un referente tan cruel para mí como este y, naturalmente, cuando ocurrió estuvo muy alejado de lo que suelo escribir.

--Acaban de publicarse en español sus ‘Cuentos completos’, una hermosa edición que no existe como tal en inglés.

--The Collected Stories es algo distinta en inglés. En el 2008 salió un volumen en el Reino Unido, por lo que obviamente faltan ahí algunas historias. Y este año, se publicó en EEUU un volumen ordenado alfabéticamente y, por lo tanto, distinto al español.

--El orden temporal de estos relatos traza un camino entre su primer libro de relatos ‘Autoayuda’ de 1985 y el último, ‘Gracias por la compañía’ (2015 ). ¿Cree que se puede percibir una evolución entre uno y otro?

--A ver, no me gusta definir ese camino del que habla a través del tiempo. Quizá por eso ordené la edición norteamericana por orden alfabético. Yo diría que hay zigzag en esa trayectoria y no una línea recta. Pero la definición de ese viaje solo debería hacerla el autor al final de todo. ¡Y quizás ni siquiera entonces! Pero vamos, si a alguien más le gusta comparar las historias de la juventud con las de la mediana edad, puede hacerlo.

--Suele suceder que en nuestra juventud somos más audaces y más terribles. Sin embargo, a medida que pasan los años, suavizamos las cosas y nos hacemos más amables, pero no creo que ese sea su caso como autora.

--«Más audaz y más terrible» es una definición muy interesante. Quizás eso sea cierto. Una ha visto y ha aceptado muchas más cosas en la madurez. Pero esto no es necesariamente una virtud.

--No puedo evitar preguntar si su sentido del humor devastador (y magnífico) es una característica de su escritura o bien parte de su personalidad.

--Bueno, espero que una alimente a la otra.

--¿Dónde sitúa la frontera de su característica mirada ligera sobre los terribles acontecimientos que cuenta? ¿Cree que cruzó a esa línea roja en el célebre cuento ‘Gente así es la única que hay por aquí’?

--Quizás, sí. Pero en realidad lo escribí sin pensar en ello. No busco las situaciones terribles per se. La verdad es que no tengo una preferencia especial por esas situaciones.

--En ‘Autoayuda’ hay un relato divertido, ‘Cómo convertirse en escritor’, en el que asegura que para ser escritor es fructífero fracasar primero en otra disciplina. Eso me hace pensar que la mayoría de sus personajes son mujeres que han fallado.

--Sí, todas fallan en la mayor parte de sus esfuerzos. Y lo mejor es que eso realmente no las convierte en víctimas. Sencillamente las hace madurar como adultas. Lo que me proponía decir en esa historia es que los escritores imaginamos futuros y tenemos intereses en muchos otros campos y que eso sea así es algo positivo.

--Soy consciente de que no es la mejor manera de leer, pero inevitablemente a veces lo hacemos en clave autobiográfica y me preguntaba si los retratos de las difíciles relaciones de madre e hija tan habituales en su trabajo se inspiran en su vida real.

--Nunca escribí realmente sobre mi propia madre, al menos no directamente. Hay aspectos de ella que están indirectamente contenidos en algunos de mis personajes maternos. La verdad es que mi madre leía mi trabajo buscándose a sí misma con una creciente curiosidad, pero nunca acabó de verse reflejada completamente en ninguna de las madres de mi literatura. Pero, en fin, la vida es larga y como tengo todavía mucho trabajo por delante quizá aborde un retrato más directo.

--¿El relato es esencialmente un género más femenino que la novela?

--¡Oh, yo no relacionaría género literario con género sexual a menos que estuviera jugando al Scrabble! Es verdad que me he dedicado más al cuento, pero también he escrito una novela más o menos cada 10 años. De hecho, ahora estoy embarcada en una.

--En un artículo recogido en ‘A ver qué se puede hacer’, dice que como joven escritora se sintió más libre que un joven escritor hombre porque la tradición pesaba menos para las mujeres. Por eso quizá ¿no se ha sentido obligada a escribir la gran novela americana?

--Pero hay muchas mujeres que sí han escrito la gran novela americana. Toni Morrison, sin ir más lejos. He de admitir que ese concepto ha sido más apreciado por lo hombres, pero en general el proyecto es el mismo para ellos y para nosotras.

--¿Cree que las turbulentas manifestaciones antirracistas de los últimos días en EEUU le pasarán factura a Trump?

--Estas fantásticas protestas dirigidas contra la injusticia racial han sido consideradas disturbios por la policía y por Trump, pero mayoritariamente fueron una respuesta indignada pero ordenada a la violencia.