Editorial Rimpego, radicada en Castilla y León y conocida por la delicada edición de sus publicaciones, presenta una biografía sobre Avelino Hernández, autor, por ejemplo, de Donde la vieja Castilla se acaba: Soria (también en su catálogo), y del que Julio Llamazares dice que es un «clásico de la lengua castellana».

Avelino Hernández, desde Soria al mar ha sido escrito, informa la editorial, por su viuda, Teresa Ordinas Montojo, que firma un texto que atesora las claves para entender la vida y la obra de este escritor y narrador oral nacido en 1944 en Valdegeña y fallecido en 2003 en Selva, y con el que demuestra que «la intimidad es siempre el cuarto de atrás de todo creador». Avelino Hernández fue, sobre todo, «un escritor en el que su vida y su obra se imbrican de tal forma que resultan perspectivas de una misma trayectoria, cuya prosa evocadora, tersa y precisa le convirtió en un autor admirado por otros escritores». El libro, además, se ilustra con fotografías de la vida cotidiana, familiar y profesional de este autor de libros de viajes, juveniles, novelas, ensayos, y poesía.

Sin embargo, yendo a por la trayectoria de «un escritor excepcional», la editorial se ha «encontrado con una autora proteica que convierte la exposición de sus vidas en un viaje en el tiempo por España, desde mediados del siglo XX hasta hoy. Y es que haber vivido en un montón de ciudades (Madrid, Barcelona, Sevilla, Aranjuez, Valladolid, Palma de Mallorca…) les dio una visión especial».

También colaboran con su personal semblanza 15 personajes que tuvieron que ver con su trayectoria vital, entre ellos los escritores Julio Llamazares, Lourdes Durán e Ignacio Sanz, la pintora Cristina Cerezales (hija de Carmen Laforet), el librero César Millán o el escultor Carlos Colomo.

Apasionado recuperador de la memoria rural, Hernández, para quien uno de sus proverbios castellanos favorito es «Nunca eches demasiadas raíces donde eres feliz», dedicó los años centrales de su vida a recorrer pueblos, colegios, festejos y reuniones tradicionales, encuentros con el pasado que inspiraron buena parte de su literatura, y fueron material etnográfico de valor incalculable para su labor desde las instituciones.