En ‘Fragmentos de diario’, Concha Jerez hacía hablar a un periódico y José Iges decía: «Separar de [la sección de] Cultura el peso de las noticias sobre gastronomía, moda y diseño. Y volver a echar la cuenta».

No nos salían las cuentas. No nos han salido nunca. No sé cuántos periodistas han intentado convencerme de que la moda es cultura y yo dudo, siempre dudo, lo mismo que dudo con la gastronomía como expresión de un pueblo, pero cómo mezclar con Shakespeare la tortilla de patatas, aunque, bien lo saben Dios y mis caderas, de la tortilla de patatas me haya alimentado más a menudo que del inglés. 

Ayer comenzaba Cáceres Abierto, con alguna gente quejándose de las boyas que ha colocado Ampparito en las estatuas de Nezahualcóyotl y Hernán Cortés, el Redoble… Es una forma de resignificar los espacios, porque algunos se han dado cuenta de que esas estatuas estaban ahí, o las han mirado más detenidamente, cuando se han colocado unas boyas que las refloten. Es una de las características del arte: enseñar dónde mirar.

En Cáceres Abierto presentan una pieza el artista sonoro José Iges junto a Concha Jerez, Concha Jerez / José Iges, así firman las obras, premio Velázquez de Artes Plásticas, premio Nacional, una de las artistas más importantes del país y pionera en el arte conceptual, aunque no solo, porque no podríamos encasillarla en el arte conceptual o en el arte de texto únicamente. Investiga sobre los medios de comunicación desde el inicio y en Extremadura hemos podido verla desde los 80 yo creo, no sé si antes, en el Museo Vostell con sus instalaciones. Y hay obra suya, además. Me cuenta que siguen discutiendo los procesos de sus obras como el primer día, que sus discusiones son casi una performance, que tanto tiempo trabajando y conviviendo juntos no ha hecho que dejen de pensar juntos en el arte y lo que quieren decir. 

En los años 90, en Francia, crearon una obra llamada ‘El silbido del caballo de hierro atravesando el umbral del paraíso’. Daba voz a los inmigrantes: contaban por qué habían venido a Europa. En aquellos entonces, en España el fenómeno de la migración era incipiente casi, aún. 

La política, el feminismo, todo lo demás que somos, usar un aljibe con una acústica preciosa para mostrar a gente de todas partes del mundo. Un aljibe que servía para dar de beber al sediento. Nos han quedado las piedra, les digo a los dos, porque, recuerdo, el aljibe forma parte de una tradición hispanomusulmana bastante perdida, porque ocho siglos de historia de España han desaparecido de los planes de estudio: a Ibn Hazm o Ibn Khafaja uno los conoce después, si tiene suerte.

A las seis de esta tarde, Concha Jerez y José Iges hablarán sobre ‘Posverdad y nuevos medios: construir la realidad’, en compañía de Beatriz Catela y Pablo Valbuena. 

Avelino Sala ha puesto neones: uno se tuvo que trasladar para no dañar a los vencejos. El arte público y la naturaleza han convivido mucho: no hay más que darse una vuelta por el Vostell, donde en junio se clausurará Cáceres Abierto con El Niño de Elche. En junio también presentará su obra Carla Boserman: ha estado trabajando con los alumnos de Bellas Artes para enseñarles a transitar por la ciudad de otra manera: observando. 

«Parece que entender de arte es un discurso elaborado -me dice-. Y no: entender es hacerse sensible a algo que está pasando».

El arte pone en la mirada lo que ocurre. Pero ¿juzga lo que ocurre? ¿Denunciar es juzgar? ¿Si uno denuncia toma partido? ¿Cómo entra el sonido en esta ecuación? ¿Cómo colabora el sonido en esta denuncia de la realidad? Si ustedes piensan que me estoy volviendo loca ahora mismo, imaginen sonidos: pelotas de goma en una manifestación, las consignas de las protestas, los aplausos de la pandemia, las sirenas de las ambulancias el 11M, el silencio de después.

Cáceres Abierto nos sirve para reflexionar sobre nuestra tradición, sobre nuestra identidad, sobre los materiales que usamos para construir o destruir o los espacios que dejamos abandonados (como hace Lara Almarcegui, que compra derechos minerales de diferentes yacimientos de hierro y evita su extracción, y que hace guías sobre los descampados de ciudades); la percepción y los nuevos medios (Beatriz Castela), las marcas que lo abarcan todo (PSJM ha hecho arte sobre esto, como Concha Jerez lo ha realizado sobre los espacios libres de logos) y sobre cómo podemos transformar la realidad social y no solo mirarla.

¿Qué harán, los artistas, con todos los aspectos que hemos vivido y estamos viviendo desde esta pandemia? El control gubernamental, los vecinos chivatos y acosadores, el castigo social, los medios de comunicación con ese único tema mañana, tarde y noche; el silencio de las calles, las fiestas covid, las denuncias, el miedo, la hipocondria, los sanitarios aplaudidos y luego denostados, quienes limpian las calles olvidados por todos, como los profesores, los periodistas con la Guardia Civil en pueblos vacíos por contagios. ¿Cómo reflexionarán los artistas sobre esto? ¿En qué edición de Cáceres Abierto lo veremos?