Una novela gráfica sobre la mujer más fascinante de la mitología griega. Así presenta Reservoir Books (sello editorial perteneciente a Penguin Random House) la nueva obra del extremeño Fermín Solís (Madroñera, 1972), ‘Medea a la deriva’, que por su temática y por su estilo resulta ser un «cómic inesperado» y un «largo soliloquio trágico en viñetas». A la venta el 6 de mayo.

Medea, la princesa maga de la Cólquida, la que fue esposa de Jasón y mató a sus hijos por desamor, la que tuvo que huir de Corinto, Atenas y Asia Menor, acosada por humanos y dioses, objeto de la furia de Zeus, va en esta novela a bordo de un iceberg (en la tragedia original, la de Eurípides, la obra acaba con ella huyendo subida en el carro de Helios camino de Atenas). Cada día tiene la misma rutina: mide cuántos pasos de largo tiene el témpano de hielo que la arrastra a lo desconocido. Cada día ha menguado. Pero este no es su único pesar: es un ser inmortal y no puede morir, ni por su propia mano. Está condenada a vivir hasta el fin de los días.

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Viñetas del cómic 'Medea a la deriva' de Fermín Solís Reservoir Books

Esta es la insólita estampa que nos presenta la nueva novela gráfica del autor de ‘Los días más largos’ tras diez años de silencio y tras el éxito aplastante que la versión cinematográfica de su novela ‘Buñuel en el laberinto de las tortugas’ tuvo el pasado año y que supuso la reedición en color de este texto por parte de Reservoir Books (La Editoria Regional de Extremadura fue la primera en publicarla, pero en blanco y negro).

El mito de Medea, tantas veces representado en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, desde Margarita Xirgu hasta Nuria Espert pasando por Blanca Portillo, supone para Fermín Solís, historietista e ilustrador, un «reto mayúsculo y un hito en la historia del cómic, pues ha puesto en viñetas nada menos que un grandioso soliloquio, al estilo de las tragedias de la antigüedad», señala la editorial que recalca que ‘Medea a la deriva’ es una obra que indaga en conceptos como la venganza y el perdón, la razón enfrentada a la magia, la justicia divina contra la justicia humana, así como el trato desigual que concedemos a los criminales según su lugar de origen. Una obra sobre la que Max, dibujante y premio Nacional ha escrito «Aquí estoy, clavado a la butaca por este monólogo sostenido por apenas tres tintas. Un paisaje desnudo y un personaje monumental. Preciso, hondo y prodigioso».