Miguel Poveda (Barcelona, 1973) admira lo grande y lo humilde de nuestros cantes extremeños porque llevan intrínsecos una soberbia humildad. Como su voz. Porque este «catalán diverso y andaluz» canta y conversa como es él: generoso, dulce y humilde, porque Miguel Poveda es la definición perfecta del sentimiento. Premio Nacional de Música 2007, Premio Nacional de Cultura 2011 de Cataluña, Premio de la Cátedra de Flamencología de Jerez, Medalla de Andalucía en el 2012 e hijo adoptivo de Sevilla y su provincia, Poveda le va a sumar a este impresionante bagaje, el día 14 de octubre, dentro de la programación del Aula Flamenco de Diputación de Badajoz y la Universidad de Extremadura (UEx), un reconocimiento más: el Premio a la Excelencia en su primera edición. Un galardón que compartirá con el guitarrista cacereño Javier Conde. Extremadura está de enhorabuena, como él, porque de los más de 30 años de trayectoria de Poveda podremos disfrutar también los próximos días 15 y 16 en el palacio de congresos de Cáceres y Badajoz, respectivamente. Un lujo. Pasen y lean. 

Le nombran Premio Excelencia del Aula Flamenco, que organizan Diputación de Badajoz y Universidad de Extremadura, ¿qué significa para usted?

Uff, pues lo vivo con un poco de compromiso, como con vértigo, ¿sabe? Uno vive siempre con la obsesión, o por lo menos yo, de querer aprender, de crecer siempre y cuanto más aprendo, ¡pues menos se y más quiero aprender!, ¿sabe lo que le quiero decir? De repente, este premio, así, es como ¡Ay Dios mío!, ¡a ver si no voy a dar la talla, a ver si no voy a estar a la altura, a ver si es demasiado! Te da un poquito de vértigo, pero, por otro lado, dices, ¡oye, bueno! Es un reconocimiento que me llena gratitud, en el que sientes el cariño que la gente de da. El Premio Excelencia lo vivo con nervios, incredulidad y gratitud.

Esto de llevar el flamenco a las aulas del mundo, ¿es una opción o debe ser una obligación? 

No, no. Llevar el flamenco a las aulas debe ser una obligación. Creo que en otros países lo tienen clarísimo con su propia cultura, y el flamenco está más que demostrado a estas alturas que es una música mayor. Una música que requiere de investigación, de que esté en las aulas, de que llegue a las nuevas generaciones, la conozcan, la amen, y entiendan lo importante que es para nosotros. Es una cultura de la que podemos presumir al igual que de nuestra literatura, de la historia de nuestros poetas, pintores…, el flamenco es un arte equiparable al resto de disciplinas artísticas, y debe estar ahí también, por supuesto.

¿Y qué pasa, Miguel? Si el flamenco mueve a la gente, ¿por qué no mueve a nuestros responsables públicos? 

Porque no tienen sensibilidad realmente, o no todos, por supuesto, porque evidentemente habrá sectores, pero al final creo que les falta un poquito más de compromiso y de sensibilidad para entender eso. ¡Es que no hay más! ¿sabe?, ¡No hay más! la sensibilidad es la que te lleva al compromiso con tu propia cultura. Creo que es una acción muy torpe por parte de los mandatarios el no caer, ni potenciar esas cosas. 

"La Marelu me acercó a Extremadura. La escuchaba mucho cuando vivía en Barcelona. Era muy fans"

Y en ‘no potenciar esas cosas’, ¿no cree que todos, en alguna medida, también son (somos) responsables?

Pues seguramente todos tenemos que hacer un poco de autoanálisis y ver en qué medida o grado también tenemos la culpa. Seguramente también los artistas por no movilizarnos en unión, que eso falta también en la música flamenca, los historiadores también, ¡hacen lo que pueden! Porque también tienen muy pocas ayudas. Si los investigadores tuvieran más recursos los artistas tendríamos más libros, más información y tendrían más fuerza; bastante tienen con dedicarle todo el tiempo a eso; ellos y ellas tienen mi admiración más absoluta. Deberíamos reclamar todo esto en unión y hacer más fuerza.

«Extremadura en el flamenco es profunda, festera y también rítmica»

Siempre digo que en el flamenco no hay machismo, sino que es el reflejo de la sociedad donde ha ido creciendo y moviéndose, pero si es cierto que, hoy en día, quizás haya una falta de pluralidad a la hora de programar didáctica de este arte conociendo las numerosas mujeres que nos dedicamos a la divulgación y la investigación flamenca…

En todo tenemos que ir evolucionando, creciendo y adaptándonos a los tiempos con la coherencia que se requiere; la igualdad a estas alturas, ¿no? Debemos tener un poco más de sentido común y entender que, en esto de hablar de flamenco, en esto de expresarse en el flamenco tanto en el baile, en el cante, en la guitarra, en la que incluso también no hay tantas mujeres porque ha sido siempre un mundo muy de hombre; evolucionar en el camino hacia la igualdad porque cuando hablamos de arte, cuando hablamos de cualquier otra cuestión, no estamos hablando de sexo, estamos hablando de flamenco; el flamenco va por delante. Creo que ahí hay que seguir luchando y eso pasa no solo en el flamenco desgraciadamente, por eso hay que seguir luchando en todas las artes. Entender que la mujer cumple un papel fundamental en la música flamenca es evidente porque lo ha demostrado a lo largo de la historia y hay que seguir en el camino hacia la igualdad. 

¿Por eso su próximo disco se va a llamar ‘Diverso’?

Sí, sí un poco. Sobre todo porque yo me he movido así. Entiendo que quien se está moviendo en un círculo más definido en el flamenco tradicional, clásico…, entiendo esa forma y la admiro, pero por el motivo que sea, porque mis vivencias están más diversas o porque he crecido así. Además, odio los micro mundos impuestos. Soy enemigo de que me asfixien pudiendo abrirme al mundo. Tenía la necesidad de abrir el abanico de colores y mostrarme como soy: en diversidad; además, con un compromiso también con el planeta y con otras cuestiones que también se tratan en el disco. Estrechando lazos. Con este disco quiero inculcar el abrazarnos en un mundo tan radicalizado, separado y tan enfadado los unos con nosotros; yo quiero mostrar, dar un mensaje contrario a eso desde un lado bonito, desde un lado alegre, optimista y amoroso. 

Sus citas con Extremadura: Aula Flamenca, concierto en Cáceres y Badajoz, ¿qué van a poder ver los aficionados extremeños? 

Bueno, voy a hacer una primera parte en la que canto a Federico García Lorca, en la que canto alguna canción andaluza dedicada a Machado y Miguel Hernández, algo así más poético que recuerde también a mis inicios en mi barrio, y una segunda parte de flamenco tradicional, clásico que va conmigo siempre. Esa es la parte protagonista del concierto y quiero invitar a mis compañeros de Extremadura, a los que admiro, a la Kaíta, a Miguel Vargas, que cuando estuvimos rodando la serie de TVE de flamenco allí conviví y compartí mucho con ellos. Los quiero invitar también para impregnarme de ellos y para compartir, pues…, ¡un catalán ahí diverso y andaluz con artistas extremeños!

¡Qué bonito!, ¡De todo esto los que salimos ganado somos los que escuchamos!

Bueno, ¡todos en general! porque de ahí yo saco un aprendizaje increíble, imagínate tener a la Kaíta cantándote al lado, tocándole Miguel Vargas, ¡yo me voy a mi casa lleno!

¿Qué cree que ha aportado a su flamenco el extremeño? 

Uy, ¡muchísimo!, una forma muy particular, muy flamenca, de hacer los cantes que salen de Andalucía y que demuestran fuera que hay creaciones que completan lo que es el mapa flamenco, al igual que ocurre con los cantes de Levante que también completan el árbol genealógico. En el caso de Extremadura incluso todavía son más festeros. Los cantes de la Unión tienen un carácter mucho más trágico por la temática que tratan. Extremadura en el flamenco es profunda, festera y también rítmica. A mí, me encanta porque es un tiempo rítmico que no se da en otro lugar de flamenco. Los jaleos extremeños tienen un tiempo rítmico, una velocidad a la hora de cantar…, yo es que escuchaba mucho a La Marelu cuando vivía en Barcelona. Era muy fan, y La Marelu cantaba todas estas cosas, todos estos cantes de su tierra y nos enamoró con esa forma tan peculiar de hacer flamenco, y nos acercó a Extremadura. A mí me acercó a Extremadura, La Marelu. 

¿Qué es lo más triste de tener éxito?

Bueno, hay una parte a la que renuncias o no renuncias…, yo soy más bien tímido, aunque no lo parezca y sí, pierdes un poquito de intimidad, pero es que forma parte de todo esto y quizá, lo más difícil sea eso, renunciar a no sentirte observado, pero en general la gente me trata con cariño, a mí al menos, y tampoco puedo quejarme. Esa sería solo una pequeña pega. Si lo sabes gestionar bien, puede ser un bálsamo para tu corazón…, depende de cómo lo gestione cada uno.