Del 17 de febrero al 5 de marzo los amantes del flamenco, en todas sus vertientes, tiene una cita inexcusable: el XXVI Festival de Jerez de la Frontera, Cádiz. Una apuesta de ‘reencuentro’ no solo con las raíces de lo hondo, sino con esos aforos completos tras la pandemia que tanto necesita el artista y el festival, entre otras cosas, para su natural supervivencia. Con un programa de 43 espectáculos y bajo la dirección de Isamay Benavente (La Línea, Cádiz, 1965) contará con una docena de estrenos absolutos donde destaca el baile, como eje principal, sin olvidar el toque y el cante. Un festival que aguarda tras de sí veintiséis años vertebrando un Patrimonio Inmaterial de la Humanidad que no descansa ni sobre los escenarios ni fuera de ellos; y un arte, que para la mayoría, es motivo de trabajo, generosidad y lucha. En cualquier caso, el flamenco, al que nadie, jamás, le podrá poner el punto en la boca, se abre por los cuatro costados en el tablao abierto las 24 horas que es Jerez, bajo la dirección de una mujer intuitiva, trabajadora, cabal y profesional. Preparen el calendario, vayan a disfrutarlo y mientras tanto, pasen y lean.

Este festival, tras la pandemia, ¿es un alivio para el alma o para el flamenco?

-El Festival de Jerez, en estos momentos, es un alivio para el alma pero también un gran alivio para el sector, muy afectado por la pandemia.

Siempre he pensado que la cultura podría ayudarnos mucho a superar las secuelas que nos ha dejado y el flamenco, que es un arte tan directo, que tiene esa enorme capacidad de comunicar, sería un gran instrumento para curar nuestra almas pero también te digo que es un gran alivio para el sector porque no olvidemos que el de las artes escénicas es de los sectores más castigados por la pandemia. Hay compañías y artistas que llevan un año o año y medio sin trabajar.

"El Festival de Jerez propone una inmersión completa y uno debe dejarse llevar y sorprender por espacios y propuestas"

No haber dejado de realizar este festival, especialmente el año pasado con tantas limitaciones en los viajes para nuestro público habitual, ha sido una gran apuesta por el sector desde el Ayuntamiento de Jerez además de un gran esfuerzo económico pues el retorno habitual por taquilla o cursos no se produjo.

¿Cómo se consigue el equilibrio entre lo ortodoxo, heterodoxo, compañías emergentes, o profesionales consolidados?

Siempre intentamos buscar un equilibrio porque nos interesa enseñar la diversidad de este arte. ¿Cómo lo conseguimos? Dándole mil vueltas a la programación. Comento a menudo que nuestra idea es que cualquier persona que venga por primera vez al Festival de Jerez, o se acerque por primera vez al flamenco, encuentre la riqueza que este género puede ofrecerle, voces muy diversas, músicos maravillosos con sensibilidades distintas, bailaores desde lo más racial a la vanguardia. Todo eso es el flamenco hoy día y pretendemos reflejarlo en esta programación.

¿Qué presiona más?, ¿la raíz o lo emergente?

Todos los artistas presionan igual porque están convencidos de lo que hacen. Pero el presente es muy potente y me preocupa dejar atrás la maestría o la tradición. En los últimos años han surgido figuras muy potentes en el baile que han abierto nuevos caminos en la expresión y forma, así como han conseguido incorporar circuitos que estaban vetados para el flamenco. Esas figuras emergentes han adquirido un protagonismo quizás en detrimento de figuras más tradicionales, pero la tradición es muy importante para avanzar y eso este año me ha preocupado enormemente y creo que la programación así lo refleja.

¿Qué destacaría de este año?

El equilibrio logrado entre el baile de raíz, de formas más tradicionales y la danza flamenca con formas más evolucionadas. Incluir en un fin de semana a Manuela Carrasco o Farruquito seguido o precedido por artistas como Rocío Molina o Alfonso Losa me parece que refleja lo que queremos expresar. Estamos muy contentos este año de las propuestas que conforman la programación.

40 espectáculos en cuatro escenarios (Teatro Villamarta; Sala Compañía; Bodega González Byass y Museos de la Atalaya), ¿cuatro maneras distintas de sentir este arte, o cuatro opciones a elegir para vivir estos días único?

Mi opción sería combinar espacios y ciclos. No necesariamente vas a visualizar a los mejores en el teatro y no en otros espacios. Lo maravilloso del Festival de Jerez es que podemos disfrutar de Olga Pericet, por ejemplo, en un espacio como la Atalaya, o de María Terremoto, Pansequito, Luis el Zambo en la Bodega. La Sala Compañía ofrece una intimidad, una cercanía con el artista como solo puede ofrecer una antigua iglesia desacralizada. El festival propone una inmersión completa y uno debe dejarse llevar y sorprender por espacios y propuestas. Solo algunos espacios - tan ricos como patrimonio artístico- ya merecen la visita a Jerez, si a ello le sumamos el arte de una propuesta flamenca el binomio es insuperable.

"Todos los artistas presionan igual porque están convencidos de lo que hacen"

Cuatro estrenos en el Teatro Villamarta, más un sinfín de cursos y oportunidades para conocer Jerez desde su idioncrasia…

Tendremos 12 estrenos absolutos y algunos de ellos protagonizados por nombres potentes del baile jerezano. Una buena manera de acercarse a descubrir la riqueza patrimonial de Jerez, su idiosincrasia. Destacaría entre los artistas de la tierra la celebración de los 25 años de Compañía de Antonio el Pipa, el nuevo espectáculo de Mercedes Ruiz o el derroche de artistas y generaciones que convergen en la propuesta de Manuela Carpio.

Pero no me puedo olvidar de que El Choro, premio artista revelación de este festival nos vuelve a elegir para estrenar su nuevo espectáculo, o que Mercedes de Córdoba, que tan buen sabor de boca dejo hace dos años, vuelve en una gran apuesta de compañía propia. Quiero señalar también los estrenos en la Sala de la Atalaya que permitirá a un buen número de artistas como Lucía la Piñona, Sara Cano, Macarena López, Sara Jiménez, Juan Fernández, Compañía Musa o Rosario Toledo presentar sus nuevos trabajos. El cierre con Esteve Paños Compañía, premios nacionales y su exitosa ‘La Confluencia’ es el cierre perfecto al Festival y el espacio.

La última vez que hablamos comentaba la intención de colaboración con concursos e iniciativas internacionales en torno al flamenco, ¿en qué punto se encuentra ahora el festival respecto a esas otras citas flamencas?

Tenemos buenísimas relaciones con todos los festivales, y el próximo año tendrán mucho protagonismo esas colaboraciones. La pandemia ha impedido por razones obvias de limitaciones en los viajes que compañías que trabajan el flamenco muy bien en otros países tengan su sitio, pero lo tendrán.

Probablemente también el próximo año retomaremos el Concurso de Flamenco de Turín que tan buena labor hace por los más jóvenes.

¿Qué ha aprendido como aficionada a lo largo de estos años como responsable del festival?

La diversidad de este género, su riqueza y conocer a artistas impresionantes. Me considero una privilegiada por haber conocido y trabajado con grandes maestros como Mario Maya, haber sido testigo de una generación del baile tan grande como Granero, Matilde Coral, Victoria Eugenia, o Merche Esmeralda. Me emociona lo que me queda por descubrir de un género inagotable.

"Este año destacaría el equilibrio logrado entre el baile de raíz, de formas más tradicionales, y la danza flamenca con formas más evolucionadas"

¿Es esta la fórmula del éxito?, ¿distintos escenarios, diferentes propuestas?

Creo que el éxito es la mezcla de cursos y espectáculos, tradición y vanguardia y sobre todo que pasa en Jerez de la Frontera, una ciudad clave en la historia y en el presente del flamenco. Además todo sucede en un espacio corto de tiempo, dos semanas. Incorpora al evento a las peñas flamencas de la ciudad, el patrimonio artístico de la ciudad, su arquitectura forma parte del evento y, sobre todo, en una ciudad acogedora donde el flamenco sigue vivo en los bares, peñas, calles... todo eso hace que el cocktail sea inimitable.

A su juicio, ¿Qué le falta y qué le sobra al flamenco actual? 

Siempre nos falta más conocimiento y promoción para que repercuta en más circuitos nacionales para el flamenco. No creo que sobre nada ni nadie. A veces echo en falta más reflexión del sector, más comparar con otras disciplinas de las artes escénicas para saber cómo lo hacen, pero sobre todo creo que tenemos pendiente una tarea de promoción - que desgraciadamente no puede acometer sólo el sector artístico- para evitar prejuicios y dar a conocer todo lo bueno que está sucediendo en el flamenco hoy día. Es sintomático que nuestros artistas trabajen en los mejores teatros del mundo y tenga dificultades para entrar en una programación de teatros nacionales.