Las paredes del Prado se transforman en la desaparecida iglesia de Santiago de los Españoles de Roma para acoger el conjunto de frescos que Annibale Carracci ideó para el santo lugar. La exposición reúne por primera vez desde 1833 los frescos dispersos entre varios museos.

'Annibale Carraci. Los frescos de la capilla Herrera' desembarca en el Museo del Prado a partir del 8 de marzo en un ambicioso proyecto conjunto entre el Prado, el MNAC (Museu Nacional d’Art de Catalunya) y la Gallerie Nazionali di Arte Antica Palazzo Barberini de Roma, que lleva varias décadas de gestación.

Reencuentro tras dos siglos

La muestra es una excelente oportunidad para descubrir la obra de Carraci (Bolonia, 1560 -Roma 1609), un "gran artista", en gran parte "olvidado por el gran público", según Andrés Úbeda, director adjunto del Museo del Prado y comisario de la muestra.

La exposición es el hilo conductor de una fascinante historia. Los frescos fueron encargados a Carraci por el banquero palentino Juan Enríquez de Herrera para la iglesia de Santiago de los Españoles -ubicada en Piazza Navona- en devoción a san Diego de Alcalá a quien había rogado por la sanación de su hijo enfermo. Carraci los ideó y comenzó la obra, pero una enfermedad y después su muerte, hizo que el proyecto lo terminara uno de sus discípulos, Francesco Albani.

En 1833 el mal estado del santo lugar hizo que se decidieran arrancar los frescos y enviarlos a España. Siete se encuentran en el Prado, nueve en el MNAC y otros tres -junto con el cuadro del altar- se trasladaron a la iglesia romana de Santa María de Montserrat, donde por más que Úbeda los ha buscado no aparecen. "Estos frescos me han quitado el sueño mucho tiempo", ha dicho hoy Úbeda, que fue a buscar personalmente las piezas desaparecidas a la iglesia romana sin éxito.

El proyecto cuenta con décadas de investigación y la exposición ha sufrido numerosos retrasos, la última la pandemia. El museo madrileño restauró los frescos en 2012 -un proceso de tres años-, con la idea de exponerlos, ya que no se muestran desde los setenta. Las piezas del MNAC están en cambio en su colección permanente.

La muestra, que se podrá ver hasta el 12 de junio, viajará luego a Barcelona y a Roma. "Verlas juntas impresiona mucho", ha dicho el director del MNAC, Josep Serra, que ha anunciado futuras colaboraciones entre ambas instituciones.

El Prado, una capilla

Los frescos, que fueron trasladados a bastidores, muestran imágenes con la vida del santo, sus milagros, la Virgen y otras escenas religiosas. El museo acompaña su exposición con una serie de dibujos preparatorios, que irán cambiado con distinta sede.

El museo ha tratado de evocar la manera en que los devotos se encontraban con las imágenes de Carracci. El recorrido comienza con imágenes del exterior de la iglesia -entre ellos un cuadro de Gaspar Van Wittel- y continúa con las imágenes del arco de acceso.

En la siguiente sala se exhiben los primeros frescos que se veían nada más entrar en la capilla, a la altura de la mirada, para seguir con las pinturas intermedias, que han sido dispuestas en una especie de cúpula, para finalizar con la linterna central.

Las obras revelan "la calidad soberbia" de los últimos años de Carracci, pese a que estaban concebidas para ser vistas a varios metros de distancia. "Dio lo mejor de su talento en estas obras", según palabras de Úbeda, que ve en esta exposición una excelente oportunidad para descubrir la obra del maestro del barroco italiano.