Dice Pilar Eyre que tenía "miedo" a no contar la historia como ella quería contarla. A no "explicarse" bien y poder "defenderlo". Pero, una vez construido ‘Cuando éramos ayer’, Pilar Eyre está "muy contenta" del resultado. La novela empieza como una crónica de sociedad, con sentido del humor e historia romántica, para pasar a convertirse en un relato generacional duro, con pasiones desatadas y trágicas aventuras.

¿Es su libro más especial?

Sí, porque tiene muchas cosas de mi vida íntima. Es un libro generacional, pero de una época, del 68 al 92, de la que no se habla. Unos años en los que las mujeres nos transformamos a nosotras mismas y tratamos de transformar el mundo. Ficciono lo que he vivido en primera personal y eso hace que mis personajes tengan verosimilitud.

En Un perfecto caballero’ retrataba la Barcelona franquista, ‘Cuando éramos ayer’ va del 68 al 92. Le falta llegar a la actualidad, que usted tan bien conoce, para cerrar la trilogía.

No sé, tengo historias en la cabeza para escribir, pero no sé. Primero hice la generación de mis padres, ahora la mía y no sé si haré la de mi hijo. Escribo sobre mis vivencias.

Más allá de los acontecimientos que relata, en la novela sorprende el contraste de valores entre la madre y la hija.

A pesar del contexto, el libro es una historia de amor de una madre y una hija, algo poco novelado, y que yo creo que es una de las fuerzas primigenias que nos ayudan a vivir. Carmen tiene mucho de mi madre y Silvia de mí. Yo también tuve tuberculosis como Silvia y estuve viviendo dos años en un pueblo con mi madre. Ahí la descubrí. En la novela también se refleja que el amor como pasión mueve montañas y hace revoluciones. Hablamos de un amor que llena y justifica toda una vida.

"La novela refleja que el amor como pasión mueve montañas y hace revoluciones"

Sus personajes son, digamos, ‘desclasados’

Es que yo siempre me he sentido una desclasada porque vengo de una familia de derechas y burguesa y me sentía diferente a ellos. En el periodismo me he sentido una impostora y en la literatura también. Siempre he tenido una mirada objetiva y crítica sobre las cosas que me ha sido útil para escribir de estos mundos que conozco desde dentro.

¿Es una historia feminista?

En aquella época nuestros compañeros de izquierda eran tan machistas como los de derechas. La lucha fue nuestra porque los hombres no nos ayudaron en nada. Hemos avanzado porque venimos del menos cero. Una chica que se dejaba tocar era una puta y ya no se casaba que era el objetivo máximo. Un chico, para poder darte un beso en la mejilla, te tenía que prometer boda y aun así entrabas en la categoría de las frescas. Y no te hablo del siglo XIX.

Autora de la biografía del rey emérito, éste también aparece en el libro y lo hace en el perfil que parece se impone, el de infiel a Sofía -’de un salón privado sale Juan Carlos con una señora que no es Sofía’-.

En mis libros siempre tiene que aparecer Juan Carlos y lo que aparece me pasó a mí. Un día me lo encontré en un comedor privado cogido de la mano de una señora que yo conozco. Era en la época de Barcelona ‘92 cuando la Familia Real vendía la imagen de familia perfecta. Ellos sabían que eso yo no lo iba a contar. Entonces.

¿Es difícil informar de la Casa Real?

He tenido que pagar un precio muy alto. Me han hecho muchas putadas. Mi fuerza son mis lectores y eso es un estímulo para seguir escribiendo. Deben estar deseando que me jubile.

Usted sacó a luz el tema de Undargarin con Ainhoa Armentia. ¿Es la exclusiva de su vida?

Creo que, por la repercusión que ha tenido, sí. Fue una bomba.

¿Esperaba que se iba a vulgarizar tanto la Casa Real?

Vulgarizar no sé, pero que iban a pasar estas cosas no. Tenemos una reina que es divorciada, hemos visto sentada en el banquillo a una infanta de España, a otra separada, las infidelidades del rey... ¿Qué si me lo imagino en un banquillo? pues sí, sí lo veo declarando y presentando sus alegaciones a las acusaciones de Corinna.

Defiende que don Juan Carlos no regresará a vivir a España.

Es imposible. Volverá enfermo para morirse en España.

¿Calla mucho?

Callo de lo que no tengo pruebas o no puedo demostrar. Callo lo que no podría defender delante de un tribunal o lo que haría daño a personas que aprecio. Lo que sabemos es solo la punta del iceberg.

¿Cree que la monarquía tiene los días contados?

No lo sé, si Felipe y Letizia continúan haciéndolo bien, sin dar escándalos y con un perfil bajo, no molestan y seguirán.