El Periódico Extremadura

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Crítica de teatro

Exitosa primavera teatral dombenitense

Un momento de la representación de 'El conde de Montecristo'.

Empezó el 27 de marzo -Día Mundial del Teatro- con dos espectáculos: ‘Mercachifles’ en la casa de cultura y ‘El estudiante de Salamanca’ en el Teatro Imperial. Después, la programación organizada por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Don Benito, ha continuado con tres espectáculos más durante el mes de abril: ‘El Conde de Montecristo’, ‘Doña Rosita la soltera’ y ‘Frankenstein’. Pude ver los siguientes:

El estudiante de Salamanca’

Por la compañía La estampa teatro /Concha Rodríguez, de Almendralejo, es un espectáculo abierto ideado para ilustrar la Ruta Literaria sobre el Romanticismo, evocando a sus poetas célebres. La obra es la más memorable y comprometida de José Espronceda, un poema narrativo sobre el atractivo del mal (inspirada en la leyenda de ‘Don Juan Tenorio’) protagonizado por un joven de personalidad fáustica -Félix de Montemar- desaprensivo en el amor. La meritoria dramaturgia y valiente dirección es de Concha Rodríguez que ha tenido presente la potencialidad teatral de la narrativa logrando conjugar diferentes recursos escénicos para que el mensaje -las significaciones más complejas, que se dan en el nexo de ficción de la mente del protagonista y en la humillación física y psíquica a la que se ven sometidos los personajes antagonistas- penetrase en el espectador de forma natural.

Una escena de 'El estudiante de Salamanca'. El periódico

El montaje, enfocado para plazas, resulta atractivo en su conjunto. Se aprecia en el un dilatado despliegue de acciones, con la introducción de ambientes sobre folclore, coreografías de danza, flamenco, lucha escénica, donde participan artistas de agrupaciones locales invitadas (previo ensayo). Todo poco armado escénicamente, pero que irradia una cierta emoción popular. En la interpretación se observa un esfuerzo y entusiasmo -de dignificación escénica incuestionable- de todos los actores y actrices, aunque algunas escenas flaquean por la desigualdad en la calidad de los intérpretes. El recitado de los versos podía dar más de sí, a algunos les escaseaba el tono expresivo y romántico.

‘El conde de Montecristo’

Por la compañía Samarkanda teatro/ Fermín Nuñez, de Almendralejo, el espectáculo está basado en la clásica novela de Alejandro Dumas, bien resuelto en la versión y dirección teatral de Paloma Mejía, que sintetiza los hechos más relevantes del conocido texto y sabe expresarlos con fluidez y soltura formal, logrando que la frondosa sustancia literaria del drama romántico y de aventura épica se traduzca en un sólido trabajo dramático -orgánico, serio y en profundidad- de todos sus actores participantes, que asimismo logran en sorprendente atmósfera de ‘flashback’ desdoblarse con vertiginosa presteza en diversos personajes, y de los elementos artísticos componentes: espacio escénico, vestuario, música y luminotecnia (incluida una espectacular lucha con floretes coreografiada por Javier Mejía).

En la interpretación, muy efectiva en su valoración global donde laten tensas situaciones, destacan los jóvenes Guillermo M. Serrano y José F. Ramos interpretando al implacable justiciero Edmundo Dantés. Ambos, bordan sus roles pletóricos de vigor dramático (de mayor y de joven, respectivamente) en la apasionante historia de intriga y venganza -aunque no lleguen todavía a la altura del Gérard Depardieu televisivo-, estando pundorosamente secundados por las entonadas réplicas de un magnífico elenco: Rafael Núñez (Abate Faria), Fermín Núñez (Danglars), Javier Mejía (Mondego), Ana Batuecas (Mercedes), José A. Lucía (Villeford), Gloria Villalba (Madame Danglar), Juan C. Castillejo (Caderousse) y Arturo Núñez (Morcef).

‘Mercachifles’

Por la compañía Teatrapo/Sefer Delgado, de Villanueva de la Serena, es un espectáculo de creación colectiva que cuenta las andanzas de dos pícaros comerciantes que recorren las calles de los pueblos, decididos -con mucha labia y desparpajo- a vender su mercancía. Uno y otro tratan de hacer creer al público que en la vida gracias a ellos los sueños de cada uno pueden hacerse realidad con un producto que ofrecen y ponen en subasta (producto que resulta ser una estafa al descubrirse en la escena final que solo contiene humo). Los dos personajes que encarnan a varios tipos de vendedores logran escenas muy creativas poniendo en tela de juicio las prácticas y el comportamiento de esos individuos farsantes, pero buscando la parte mágica, desconcertante y divertida de las situaciones más cotidianas y reconocibles, criticando el modelo de consumo de la sociedad actual.

La puesta en escena de Miguel Muñoz consigue un ágil juego escénico de los dos actores -acompañados de un músico- en torno de un singular tinglado montado sobre un automóvil. Un juego de humor payasesco, entre lo chispeante, lo absurdo y las ideas críticas, buscando desde el principio la complicidad con el espectador. Los actores son Francis J. Quirós y Chema Pizarro, especialistas del humor que se lucen en una bien construida vía de acciones desdoblando, con talento y oficio, todo un abanico de recursos expresivos y exactos trasmitidos de los clowns. 

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