El Periódico Extremadura

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La entrevista Chano Domínguez Pianista de flamenco y jazz

"En la música se han roto todas las banderas y fronteras"

Chano Domínguez, pianista de flamenco y jazz.

La Base Naval de Rota supuso en nuestro país, en los años 50, ayuda económica y militar; pero también supuso una serie de cambios socioculturales, sobre todo en la provincia de Cádiz, que vio alterada su día a día con esos americanos que comían diferente, tenían costumbres distintas y, además, escuchaban una música ‘creativa e improvisada’ que en España no se consumía. Así, pasó su infancia, Chano Domínguez (Sebastián Domínguez Lozano, Cádiz, 1960) entre el flamenco al que su padre era un gran aficionado, las coplas que cantaba su madre, y esa música que descubrió gracias a la radio americana que había en la Base «Ahí escuchábamos a Miles Davis, por ejemplo; escuchábamos muy buena música y eso hizo acercarme a ese universo de música creada en el momento, en la improvisación». De ese universo iconoclasta, donde el jazz y el flamenco confluyen de forma natural en el piano de Chano Domínguez podrán disfrutar todos aquellos que, el 29 de abril asistan, en el Café Berlín de Madrid, a un dúo de maestría, improvisación y talento. Chano Domínguez y Diego Amador en un mano a mano que cualquier aficionado a la buena música entenderá como algo único; y los que no podamos asistir asumiremos como la oportunidad perdida de disfrutar en el escenario de dos maestros que siempre olvidan que lo son. Sin duda, una muestra más de su genialidad. Pasen y lean. 

¿Qué significa para usted encontrarse con Diego Amador en el mítico Café Berlín de Madrid?

Es un encuentro muy agradable porque Diego Amador y yo tenemos ya un bagaje de algunos conciertos hechos a dúo y la verdad es que siempre es muy fresco, muy lúdico el encuentro. Hacerlo además en el Berlín, en una sala a la que tengo un especial cariño, donde hemos estrenado más de un proyecto me hace muy feliz, me gusta tocar allí así que, encantado de tocar con Diego. Estoy seguro de que vamos a pasar una noche muy bonita. 

En este tipo de conciertos tienen su base en la veteranía, pero también en esas ganas de ‘jugar’ con la música, experimentar e improvisar… 

Sí, sí, hay mucha improvisación, pero todo lo llevamos preparado claro. Son algunos temas de Diego y otros míos, sobre todo, y alguna revisión de algún clásico como Chick Corea; y por supuesto mucha improvisación, pero llevamos un repertorio, ¡cómo no!

Del flamenco al jazz, ¿solo hay un paso?

Mire, el flamenco y el jazz son dos músicas que nacen de la necesidad de expresar de la propia calle, de los pueblos sometidos o que han sufrido esas vicisitudes. Las dos músicas parecen en la superficie que son muy diferentes, pero si ahondan en la profundidad tienen una correlación muy fuerte y eso hace que tengan muchos puntos comunes.

Y su evolución musical y personal, ¿cómo ha sido?

En realidad, yo soy un músico que nació en Cádiz y criado con todo el contexto que imprime. Mi primer instrumento fue la guitarra flamenca y toda esa música popular andaluza ha estado ligado a mi desde pequeño: a través de mi padre que era un grandísimo aficionado, y a través de mi madre que cantaba todo el día; yo aprendí toda la copla desde pequeño porque mi madre lo cantaba todo; entonces esa fue mi crianza aunque cuando empecé a escuchar otras músicas se me abrió mucho la cabeza para ir a otros lugares musicales y esos sucedió porque al ser de Cádiz teníamos la oportunidad de escuchar la radio americana que había en la base de Rota y ahí escuchábamos a Miles Davis, por ejemplo; escuchábamos muy buena música y eso hizo acercarme a ese universo de música creada en el momento, en la improvisación. 

«Hay que conocer muy bien el jazz y el flamenco para establecer una relación entre estas dos músicas»

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¿Cómo fue su evolución hacia el piano?

Al piano llegué bastante tarde, con unos 20 años. A través de la guitarra flamenca primero, y luego con el armonio, un órgano que tienes que ‘marchar’ con los pies, pedalear para que suene, porque yo llevaba el coro de la iglesia de San José de Cádiz y todos los domingos cantábamos la misa y yo seguía con ese instrumento que era muy desagradecido porque era muy duro. Ahí fue mi primer contacto con un teclado, en la Iglesia, hasta que comencé a tocar en un grupo con 16 años, Cai, hicimos discos en los años 70 incluso nos incluyeron en el movimiento rock andaluz y a partir de ahí fui evolucionando hasta el piano. Desde que me senté en el piano no me he levantado. 

Tradición flamenca con el jazz. ¿Cuál es la fórmula para no dejar que se pierda la esencia de una música u otra?

Es como el que maneja dos barajas: hay que conocer muy bien las dos músicas para hacer una relación entre ellas. Si no conoces bien el jazz o los cánones fundamentales del flamenco va a ser difícil que tomes puntos de unión entre unos y otros; pero si eres un músico que te has forjado bien en las dos disciplinas, entonces tienes las cartas para poder mezclarlos. El secreto es que estés integrado en esas dos músicas, flamenco y jazz, de forma natural. El flamenco siempre ha estado conmigo desde pequeño, a partir de escuchar música improvisada, rock sinfónico, jazz rock …lo que está claro es que tienes que conocer bien las disciplinas musicales con las que estás trabajando para poder hacer algo coherente y equilibrado. Hay mucha gente que escucha mi música que dice que no saben dónde empieza y termina el flamenco o el jazz; y es algo que en mi caso es muy natural por todo eso por ese bagaje que tengo desde la infancia.

El piano al jazz flamenco, ¿qué aporta al margen de lo evidente?

Le aporta un color diferente porque el flamenco al principio era una música que se tocaba con la guitarra, se tocaban las palmas y se bailaba, y a partir ahí, hace ya muchos años, vamos incluyendo otros instrumentos en estos ritmos y esta otra manera de tocar. Lo que hace es añadir colores a todo este espectro. 

“Desde que me senté en el piano no me he levantado”

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No se ha levantado del piano, pero ¿qué le haría levantarse de el y hacer otras cosas?

Bueno, ahora estoy impartiendo unas clases, en el taller de música, en el grado superior en la Universidad de Barcelona y es algo que me gusta, ¡y ahí me levanto del piano porque no toco! ahí estoy dirigiendo un ‘combo’ (essemble, grupo musical) de alumnos que están terminando la carrera y trabajamos en repertorio y en la manera que podemos trabajar en todo ese material en el que estamos inmersos; y eso es lo que me hace levantarme del piano y hacer otra cosa diferente. Además, estar con músicos jóvenes que están tan interesados, con tantas ganas de tocar y tener un intercambio de experiencia es fantástico.

Y usted que es clásico y novedad a la misma vez, y mantiene esa estrecha relación con los músicos que vienen, ¿a dónde cree que evoluciona la música actual?

Bueno, creo que, con toda esa globalización que se ha producido, en la música se han roto todas las banderas y fronteras. No me parece mal. Hoy en día escuchamos a músicos africanos con influencias europeas, o latinoamericanos haciendo jazz, pero con los ritmos de su tierra; oímos a gente que canta flamenco pero con caja de ritmo, con programaciones…, no hay fin. La creatividad no tiene fin, sigue evolucionando, y siguen saliendo gente joven que lo ven desde otro punto de vista y siguen enriqueciendo lo que hemos hecho otros. Al haberse roto todas las fronteras todos tienen la posibilidad de conectar y aprender mucho más fácil y de hacer cosas que igual hace 40 o 50 años era mucho más complicado. La música ha roto todas las fronteras y va camino de ser una música con influencias de cualquier lugar. 

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