El Periódico Extremadura

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La cultura que nos viene

Mayorga, el Quijote, la tradición

Juan Mayorga, el miércoles, tras conocer que había ganado el Princesa de Asturias de las Letras. Sergio Pérez

Juan Mayorga vino a Badajoz. Fue ayer, pero permítanme. De hecho, fue ayer y escribo esto antes de ir a la charla que dio con el compositor José Río-Pareja, que se enamoró de una de sus obras de teatro, ‘La paz perpetua’ y quiso transformarla en una ópera.

La primera vez que vino a Extremadura no le entrevisté porque me dio vergüenza. 

Los periodistas culturales (bueno, no sé cómo serán los demás: yo les veo muy seguros de sí mismos) entrevistamos siempre a personas que saben mucho más que nosotros. Y tú estás ahí, tragando aire, boqueando, para que no se te noten las lagunas, los océanos enteros de poca sabiduría. Así que, con alguna gente, te dices: «la próxima vez». Y es la próxima vez y luego viene otra y otra más y, con ese hablar pausado, en el que piensa las palabras exactas, charláis sobre cómo el teatro es un espejo capaz de mostrarte el monstruo que eres o el que podrías ser.

El dilema, que es la parte de la ópera que estrenaron, habla de esto. Imaginemos un terrorista con una información sobre un atentado que, de frustrarse, salvaría la vida de mucha gente. ¿Le torturamos? ¿Es un mal necesario? En la obra, Odín (que es un perro) dice: «A tu edad, ya deberías saber lo que los hombres hacen con las palabras. ‘Terrorismo’. ‘Derechos humanos’. ‘Democracia’. Ellos usan las palabras. Las estiran, las encogen, las retuercen, las mueven de un sitio a otro. No te dejes enredar por sus palabras»

Las palabras tienen su propio ritmo también.

A Mayorga le otorgaron el Princesa de Asturias de las Letras. Dice que el premio excede, con mucho, sus méritos. No me imaginaba yo enmendándole la plana al mejor dramaturgo vivo del país -los otros no se ofenderán: también lo reconocen-, pero no, no excede y ya era hora. Yo me alegro de todo lo bueno que le pase a este señor por una razón muy sencilla: es siempre muy generoso en lo que dice y tengo la intuición de que es muy buena persona. 

«Enfermo de teatro, vivo pendiente de lo que las personas hacen con las palabras y de lo que las palabras hacen con las personas. De ahí que en cabeza y papeles se me mezclen, con frases que me hago la ilusión de haber creado, muchas que cacé al vuelo. Me refiero, por ejemplo, a ‘Trabajando en esta empresa vas a darte cuenta de que la gente es supermala persona’, augurio que una empleada hacía a otra en unos grandes almacenes. Me refiero a ‘Yo lo que quiero es hacerme un mundo en el hueco’, que construyó en lapsus luminoso un estudiante en Puerta de Toledo. Me refiero a ‘Cuando me aburro, bajo a la calle a hablar con la gente de los bancos’, que escuché a una anciana en el barrio de La Elipa. No soy un científico de la lengua; soy más bien un carterista y un trapero y un remendón. Camino al acecho de palabras que, pinchadas en la plaza o en el metro, quizá merezcan una noche, cosidas a otras, subir a un escenario. Pronunciadas en un escenario, las palabras son capaces de causarnos placer o dolor o tristeza o alegría o envidia o nostalgia».

La perla

Robe no tiene fans: tiene adeptos, correligionarios, fieles. Este sábado comienza la gira ‘Ahora es cuando’ (mi título favorito de todos los que nos ha regalado sigue siendo: ‘Yo, minoría absoluta’) en Cáceres. Algunos hasta han aprendido qué es la mayéutica socrática, ese método que consiste en preguntar hasta que tú mismo encuentras tus propias respuestas (aunque ahora las preguntas nos estimulen más que las verdades inmutables). Recogiendo conceptos de la música clásica, ‘Mayéutica’, nos dice (no se prodiga mucho en medios) es una sola canción que consta de cuatro movimientos: «Comienza con un interludio, que la enlaza con ‘La ley innata’ y acaba con una coda sin final». ‘La ley innata’ también planteaba las canciones como movimientos. Cada concierto de Robe es un acontecimiento único y hay quien no se va a perder ni uno de los de esta gira. Por lo pronto, mañana estará en Cáceres y el 22 de julio en el Festival Alcazaba de Badajoz.

Pronunciadas en un escenario, las palabras son un espejo de lo que somos, de lo que podríamos ser, de todas las vida que quisimos.

Lo dijo en ‘Silencio’, su discurso de ingreso en la Real Academia Española, en el que comenzaba citando a Cervantes y el cuadro de Cervantes, que no es real, como nos ha enseñado ya Santiago Muñoz Machado. 

Todo el mundo conoce el inicio del ‘Quijote’. Ese «En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme», que volverá a leerse este domingo, en el concierto ‘La banda sonora de El Quijote’, con música de Georg Philipp Telemann (su imperdible suite ‘Burlesque de Quixotte’, en la que escucharemos el ataque a los molinos o el manteo de Sancho Panza o los suspiros del caballero por Dulcinea). Se estrena en Montijo este domingo, a las siete de la tarde, en el teatro Nuevo Calderón, con la dirección de Santiago Pereira y su Orquesta Barroca de Badajoz y la narración de Rubén Arcas, que es actor y es responsable de decir las palabras de otros, de ser carne en el verbo y verbo en la carne cuando se sube a un escenario, ese lugar en el que el silencio es un tiempo detenido y una espera, algo que esperamos (o quizá no) que acabe rompiéndose con otros sonidos: el de la música, en de los instrumentos antiguos, el de la voz humana, el de un perro que también habla (como en ‘La paz perpetua’, de Mayorga; ‘El coloquio de los perros’, de Cervantes, o ‘Lo que queda de nosotros’, de Sandra Pinet y Alejandro Ricaño).

Con las palabras y la música se han tejido también las canciones tradicionales que Manantial Folk lleva rescatando desde hace cuatro décadas. Ellos y Berezo actuarán a las diez de la noche en Madrigal de la Vera mañana sábado, 4 de junio, en la plaza del ayuntamiento. «La canción ‘Los Tapiales’ - nos cuentan- constituye el eje central del espectáculo, al tratarse de una tonada popular que recoge el sentimiento nostálgico de todos aquellos que se vieron obligados a dejar atrás la casita del pueblo donde nacieron para marcharse en busca de un futuro».

Formamos parte de esta historia: de todas estas historias.

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