El Periódico Extremadura

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Festival de Teatro de Mérida. El estreno

'El misántropo': la neorrural y el ecologista

Una escena de 'El misántropo', que se representa en el festival de teatro de Mérida hasta este domingo. Jero Morales

Hubo un tiempo en que Jesús Castejón pisaba más el Teatro de la Zarzuela que el suelo de su casa. Viene de familia de cantantes y actores: su padre y su madre fueron Rafael Castejón y Pepa Rosado. A su hermano Rafa le vimos protagonizar ‘Los persas’, de Calixto Bieito (que me aprendí de memoria) y estuvo el pasado año en ‘Antonio y Cleopatra’. Su hermana Nuria es bailarina y coreógrafa. Jesús debutó en Mérida en 1976: esta es su cuarta vez y hacía veinte años que no pisaba la arena del teatro romano: desde que estuvo con el ‘Edipo’ que dirigió Lluís Pasqual en 2002. Cuando supe que venía, lo primero que pensé fue: «Por favor, que cante». Cómo canta Jesús Castejón. Él interpreta al misántropo, Cnemón, un señor ecologista (en esta versión de la obra de Menandro) que quiere vivir lejos del mundanal ruido, pero el mundanal ruido llega a sus tierras en forma de hotel de retiro espiritual para neorrurales. 

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Llegan las primeras imágenes de 'El Misántropo' en el Festival de Teatro Clásico de Mérida

Beatriz Carvajal debutó en el María Guerrero y muchos crecimos viéndola en el ‘Un, dos, tres’. Debutó en Mérida en 1994 en una obra dirigida por Miguel Bosé, ‘Los bosques de Nyx’. Es la que regenta este hotel. La que le quiere enseñar a respirar: «Fuera de mis tierras, comehongos», le grita Cnemón. «Inspira la luz del Olimpo, inspira la paz de Atenea», responde ella, de nombre Mirrina. Tiene un hijo. Cnemón, una hija, la muchacha: «¿Muchacha? ¿En serio?», se enfada ella (María Ordóñez). Y es que quiere un nombre, porque lo que no se nombra no existe y porque existir, situarse en el mundo, es el primer paso para saber quién eres, qué quieres y a quién quieres. 

A Ángel Ruiz le hemos visto cantar mucho en Mérida en los últimos años. Le ocurre lo mismo que a Pepe Viyuela, que siempre viene haciendo comedia y ansía un papel trágico. Su favorito es Calígula, del que dice que retrata fielmente lo que está ocurriendo ahora políticamente y estamos de acuerdo: «Hago del dios Pan. Ya sabéis que, en la Comedia Nueva de Menandro, desaparece el coro y son los dioses los que irrumpen en la escena y soy el que representa el patriarcado social del momento y también el que la lía un poco. Y hago de otro personaje, que se llama Sicón y es el compañero de Mirrina y que también hará las delicias de un sector LGTBI». Recordamos a su Miguel de Molina y a su Lorca. 

Pero denle una tragedia a este señor. 

Lo malo de las comedias es que nunca se puede contar mucho. 

Las comedias se adaptan a los tiempos actuales, porque así se hacía en la Antigüedad también: remitían a hechos y personas fácilmente identificables para sus coetáneos. Se han reescrito mucho. Si buscan ‘El misántropo’, en las primeras entradas no les saldrá Menandro: leerán Molière. A Cnemón y a Alcestes, el resto de la gente les molesta porque, ya lo sabemos, el infierno son los otros. Pero, como también nos mostró David Fincher en ‘La habitación del pánico’ (sí, no hay temas nuevos bajo el sol), para poder solucionar nuestros males, hemos de colaborar con los demás. Ya saben: «El único héroe válido es el héroe colectivo». Lo vimos en ‘El eternauta’ también: sin misántropos, pero con asesinos, con extraterrestres. 

Ha habido mucho antisocial en la historia de la literatura: El Scrooge de Dickens, por ejemplo, el de los fantasmas de las Navidades pasada, presente y futura, el que aprendió a ser bueno y a vivir con los otros porque qué sería de una ‘Canción de Navidad’ sin milagros. El capitán Nemo de Julio Verne. El doctor Fischer de Graham Greene. 

El que han creado Carol López y Xus de la Cruz, que firman la adaptación (Carol López dirige la obra) y han dicho que Cnemón «reivindica el derecho a ser huraño por naturaleza y lo lleva hasta el extremo por convicción». Es ermitaño, «no necesita nada más para vivir que lo que la naturaleza le ofrece con su trabajo» y es un señor que defiende «lo ecológico, lo sostenible y que aboga por una vida austera». 

Este entorno rural se ve sacudido por la llegada de unos urbanitas con posibles que han construido un hotel ecológico que ofrece retiros espirituales para los acaudalados que necesitan desestresarse de la ciudad durante los fines de semana. Esto saca de quicio a nuestro protagonista que no tolera la invasión de su espacio, ni comparte la ideología impostada de estos personajes». 

Es una comedia, es una obra de enredo y, en todas las comedias de enredo, hay una historia de amor o varias

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Su hija está en edad de conocer más mundo, eso también lo decimos. Porque hay una época en la que una se vuelve urbanita o quiere ser urbanita e ir al teatro, entrar en librerías (en varias, si las hay especializadas, como en las grandes ciudades, mejor), ver algo más que trigales y amapolas y, sobre todo, quiere ser ella misma. 

Así que ya saben: es una comedia, es una obra de enredo y, en todas las comedias de enredo, hay una historia de amor o varias (porque ya sabemos que los extremos se atraen y que el amor es para todas las edades), hay equívocos, hay palabras no dichas o malinterpretadas, situaciones caóticas y mucho más.

Por ejemplo, en esta, hay canciones. No es un musical, pero se canta. Qué sería de una comedia sin su música. Y, obviamente, teniendo a Jesús Castejón y Ángel Ruiz en el reparto (y a María Ordóñez, de la que también sabemos cómo canta), sería una pena no aprovecharlos. 

El sábado, a las ocho, no se pierdan en el María Luisa a los maravillosos e inconmensurables O Chapiô con 'Antígona'

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¿Lograrán puntos de encuentro el urbanismo neorrural con el ecologismo sostenible? La respuesta, hasta el domingo en el teatro romano de Mérida. Eso sí: el sábado, a las ocho, no se pierdan en el Teatro María Luisa a los maravillosos e inconmensurables O Chapitô, a los que hay que perseguir, y persigo, allá donde estrenen. Sus ‘Edipo’ y ‘Electra’ fueron maravillosos y qué ganas tenemos de esta ‘Antígona’. Son un no parar de reír y de asombrarse. 

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